domingo, 19 de diciembre de 2010

CARLOS CANO

Nació en Nueva York, provincia de Granada, una noche de luna de 1995. Cinco años más tarde su pobre corazón de tantos desengaños se paró.
Hace hoy diez años que su cálida voz calló para siempre.

Seguramente la primera canción que escuché de Carlos Cano fue esas “Habaneras de Cádiz”, una homenaje a esa casi isla que se asoma al Atlántico; esa Habana con menos negritos y más salero.

Con Carlos Cano aprendí a apreciar la copla, un género del que se sirvió el franquismo y que yo de niño escuchaba de la voz de mi abuela andaluza. En aquella época me parecía una música infame y caduca. Hoy valoro algunas coplas; ¡Qué bella historia de amor de una puta nos cuenta “Ojos Verdes”!

Pero Carlos Cano fue esencialmente un poeta sensible a las injusticias, mordaz y corrosivo. Se acordó de las madres de la plaza de mayo, de la negra Lucrecia Pérez, dominicana víctima mortal de racismo en España, de Ocaña, pintor bisexual que emigró desde la intolerancia de su pueblo andaluz a Barcelona.

Cantó a ciudades: Granada, Sevilla, Cádiz, La Habana, París, Marrakesh, Buenos Aires,..Cantó a sus amigos Maria Dolores Pradera o Jaume Sisa. Cantó a la vida, al amor, a la injusticia, a la intolerancia, a las pasiones, a las pequeñas cosas, a las esencias,…

Tuve la suerte de sentirlo -digo de sentirlo, no de escucharlo- en directo en un concierto en el Auditori de Barcelona, creo que era el año 1999. Una señora del público le gritó: ¡guapo!, él respondió con gracia y humildad: chssss, que esto es un sitio muy serio, a ver si nos van a echar”.

Un año más tarde nos dejaba José Carlos Cano Fernández, tras una operación a vida o muerte y tres semanas de tensa espera.

Sentí enormemente su muerte.



















domingo, 12 de diciembre de 2010

La comunicación asertiva

Estos días estoy haciendo un curso sobre comunicación asertiva. Una de las tareas a realizar consiste en recrear una situación real o imaginaria en la que se ponga de manifiesto las habilidades de escucha activa y de mensajes-yo. La escucha activa consiste básicamente en una escucha donde el receptor muestra interés por lo que dice el emisor. Esto se percibe en signos externos como los gestos y la misma interacción entre emisor y receptor. Los mensajes-yo son aquellos que sirven para hacerle ver a alguien que su actitud no te ha parecido correcta. Utilizar el “tú” siempre resulta más agresivo: “(tú) siempre me haces lo mismo”, “(tú) eres un…”, etc. Es preferible -dice la teoría- elaborar las frases en primera persona: “A mí me resuelta molesto cuando….”, “Que ocurran estas cosas me hace sentir….”, etc.
Bueno, el caso que imaginé es el siguiente. La tutora me dijo que había entendido los conceptos y que, además, había conseguido levantarle una sonrisa.


El marido llega a casa y sorprende a su mujer con otro hombre en la cama haciendo el amor.
El marido, que viene de un curso de habilidades sociales y concretamente sobre comunicación asertiva, quiere poner en práctica lo aprendido aunque tenga que controlar la furia que la situación le ha provocado.
-Buenas tardes, cariño
-Ooooooh, ¡puedo explicarlo…!
-Tranquila, querida, no te pongas nerviosa, mira que calmado estoy yo…
-es que…
-Veamos -la interrumpió- cuando este señor se vista y se marche hablaremos como personas civilizadas.
El intruso se viste y se va. La pareja se sienta en la mesa de la cocina frente a frente y con una actitud gestual que predispone a la escucha activa.
-Bien, querida, quiero que sepas que a mí no me gusta que mi mujer me sea infiel; eso me hace daño, ¿sabes?. Me siento mal, me hace pensar que no soy suficientemente válido para ti. Cuando llego a casa no me gusta encontrarme extraños en casa, y menos, si no se me ha avisado previamente. Más doloroso me resulta que mi esposa, a la que amo, se encuentre acompañada de un señor que no conozco y que se está tomando algunas libertades. No obstante, estoy dispuesto a escucharte, a tratar de comprender qué te ha impulsado a actuar de esta manera, y a buscar una solución para que en un futuro no se vuelvan a producir este tipo de situaciones.
La mujer no da crédito a la actitud del marido, siempre lo tuvo por una persona muy comprensiva. Esta semana, además, llegaba a casa contándole lo que había aprendido en el curso; lo entusiasmado que estaba con el mismo; le ponía ejemplos de comunicación asertiva,... ¡pero esto!…, esto era demasiado.
La esposa, viendo que había encajado tan bien la infidelidad pidió disculpas al marido, le dijo que entendía su estado de ánimo pero que él también debía comprender que ella se sentía sola, que pasaba muchas horas sin su compañía, que el marido entre el trabajo y los cursillos a los que se inscribía la tenía un poco abandonada, y claro,… estas cosas ocurren.
El marido reflexionó sobre lo que le había dicho su esposa. Era cierto, la tenía muy abandonada últimamente. Se sintió mal, tuvo remordimientos. De repente, lo vio claro: dejaría el cursillo y pasaría más tiempo junto a amada esposa.

lunes, 22 de noviembre de 2010

La trastienda de la crisis (Martín Seco)

En LA TRASTIENDA DE LA CRISIS. Lo que el poder económico quiere ocultar, Juan Francisco Martín Seco trata de explicar las verdaderas causas de la actual crisis económica. Tras las hipotecas subprime se esconde lo que se conoce como la paradoja de la libertad. La libertad llevada al límite se autodestruye. Así, en economía, la libertad absoluta de los mercados crea una serie de problemas que hacen inviable el sistema.
A continuación esbozo algunas de las ideas que aparecen en la introducción y que el autor desarrolla a lo largo de los capítulos de este interesantísimo ensayo.

Desde hace aproximadamente 30 años se ha ido imponiendo en el pensamiento y en la realidad económica esa doctrina autodenominada neoliberalismo económico, cuya pretensión es retrotraer el sistema económico al capitalismo salvaje del siglo XIX. No ha alcanzado plenamente su objetivo pero ha derribado diques que dotaban de estabilidad al sistema, de esta manera han surgido los desequilibrios de antaño y, lógicamente, las mismas crisis.
Se dice que las llamadas hipotecas subprime de EEUU han sido la causa de la crisis, pero éstas, en todo caso, fueron simplemente el detonante de un mal mucho más profundo.
La economía española tras una aparente prosperidad venía acumulando profundos desequilibrios. Llevábamos doce años creciendo a crédito, que tarde o temprano había que pagar. El endeudamiento de las familias se produce en parte por la burbuja inmobiliaria (creada a lo largo desde al menos una década) pero también por el empeoramiento en la distribución de la renta.
El crecimiento se sustentaba en la construcción y en el consumo pero no se había traducido en mejoras salariales sino en la creación de empleo de muy baja calidad y en un fuerte incremento del excedente empresarial. Los salarios no consiguieron mantener el poder adquisitivo.
Los diferentes gobiernos han practicado una política fiscal conservadora, de estabilidad presupuestaria y privatización de empresas públicas, reduciendo el stock de deuda del Estado, sin embargo el endeudamiento de empresas y familias aumentaron el déficit exterior.
Los parámetros en que España entró en el euro fueron perjudiciales para el país; a la imposibilidad de devaluar la moneda se suma el montante de déficit exterior que no hubiese llegado con la peseta.
La recesión era inevitable: el catalizador, las hipotecas subprime. Los verdaderos factores de la crisis y de su propagación hay que buscarlos en la desregulación de los mercados financieros, la ambición desmedida de los bancos y de sus administradores, la desproporción y mal diseño de las retribuciones de estos últimos, la externalización de los balances y titulación, la existencia de paraísos fiscales, la complicidad culpable de las agencias de calificación, etc.
En el fondo la auténtica causa de la crisis hay que buscarla en la paradoja de la libertad: la libertad llevada a extremos se autodestruye y deviene en caos y anarquía. El liberalismo proclama la absoluta libertad económica; la propiedad como derecho a usar, disfrutar y abusar.
Se ha constatado que el capitalismo sin límites lleva el germen de la autodestrucción. Primero, porque la enorme desigualdad genera rechazo: contestación social, revueltas y revoluciones que amenazan el sistema, y segundo porque el propio modelo origina un cúmulo de desequilibrios que ocasionan crisis continuas.

martes, 2 de noviembre de 2010

"Identidades asesinas" de Amin Maalouf

Breve, de prosa sencilla, fácilmente comprensible, por momentos poético, y al mismo tiempo profundo, inteligente y sugerente es el ensayo de Amin MaaloufIdentidades asesinas” (Les identités meurtrières).
Se trata de una reflexión sobre el concepto de identidad y de cómo a partir de una visión estrecha, exclusivista, simplista, por unos hábitos mentales, se tiende a reducir dicha identidad a una sola pertenencia que se proclama con pasión y que ha sido históricamente fuente de conflictos (rechazo, guerras, genocidios, marginación social, etc.)
La identidad, defiende Maalouf, es un conjunto de pertenencias que posee cada individuo: lengua, religión, aficiones, gustos culinarios, sexo, color de la piel, experiencias, etc. Tan complejo que no hay dos individuos con la misma identidad.
La identidad es dinámica, se construye y transforma a lo largo de la vida. Luego, ¿Por qué enfrentarse a alguien por un solo rasgo de su identidad por importante que pueda parecernos?, por el color de su piel, por su religión, por su lengua,…
Maalouf hace propuestas para favorecer el entendimiento entre culturas. Por ejemplo, anima al inmigrante a que aprenda aspectos de la cultura de la sociedad de adopción pero también al autóctono a interesarse por la cultura del recién llegado. El autor apela a la reciprocidad, elemento esencial para que el inmigrante sienta no sólo que es aceptado en la nueva sociedad, sino incluso que su cultura empieza a formar parte de la sociedad de adopción.
Maalouf también habla de terrorismo islámico y dice textualmente: cuando los musulmanes del Tercer Mundo arremeten con violencia contra Occidente, no es sólo porque son musulmanes y porque Occidente sea Cristiano, sino también porque son pobres, porque están dominados y agraviados y porque Occidente es rico y poderoso. He escrito “también”, pero estaba pensando “sobre todo”.
Un poco más adelante –sigue con el Islam- advierte que además de la fe entran en juego muchos otros factores que lo explican mejor. Podemos leer diez voluminosos tomos sobre la historia del Islam desde sus orígenes y seguiremos sin entender en absoluto lo que está sucediendo en Argelia. Pero si leemos treinta páginas sobre la colonización y la descolonización, lo entenderemos mucho mejor.
En otro apartado el autor nos habla de la mundialización a la que muchos reaccionan con un reforzamiento de la necesidad de identidad. Apela a no quedarse sólo con lo negativo de la misma, que efectivamente existe: tendencia a la uniformidad, empobrecimiento cultural, hegemonía de una cultura dominante…sino a utilizar las nuevas tecnologías para acercarnos a otras culturas, a las que, por supuesto, hay que preservar.
Hay otros aspectos muy sugerentes en el libro que no quiero desvelar para no alargarme demasiado, y para poner al lector el caramelo en la boca de manera que acuda a la librería o biblioteca más próxima a hacerse con un ejemplar cuya lectura, sin duda, no le decepcionará.

viernes, 29 de octubre de 2010

El gran casino europeo

Ahí os dejo un video muy interesante y divertido.
Sólo dura 3 minutos, pero todos ellos muy buenos.

http://vimeo.com/15248048


A disfrutarlo y divulgarlo!

Saludos

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Vivimos por encima de nuestras posibilidades?

No es infrecuente leer o escuchar en los medios de comunicación esa frase tan manida y con tanta mala leche de que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Lo que sigue a continuación es previsible: por tanto, ahora toca apretarse el cinturón. Debemos -dicen- comprenderlo y aceptarlo con resignación. A veces me parece percibir incluso un tono moralista en la acusación: hemos pecado, ahora debemos hacer penitencia.
Bien, detengámonos a pensar qué quieren decir con eso de vivir por encima de nuestras posibilidades y a quiénes se refieren exactamente.
Entiendo que eso de “vivir por encima…” significa gastar más de lo que se tiene, es decir, solicitar crédito. Ello no es bueno o malo per se, beneficioso o perjudicial en sí, todo depende de a qué destinemos ese crédito y cuáles son nuestras expectativas de devolverlo.
Los sujetos de la acusación pueden ser tres: el Estado, las empresas y las economías domésticas.
En cuanto al Estado es bastante frecuente que éste se endeude, y ello no es necesariamente negativo; muchas inversiones repercuten en beneficios sociales y económicos para un futuro. Por ejemplo, la construcción de carreteras favorece el transporte y aumenta el comercio, o el gasto en Educación es una inversión en capital humano.
El Pacto de Estabilidad de 1996 en Dublín marcó para los Estados miembros de la Unión Europea un déficit máximo de 3% del P.I.B, sin embargo, no hay ninguna evidencia científica que demuestre que ese, ni ningún otro, sea un límite que no deba ser superado para favorecer el crecimiento económico. Se establecieron cuantiosas multas para los países que superasen ese 3%. De ahí, en parte, el interés de los gobiernos en reducir el gasto público (que incluye el gasto social).
Ya se oyen voces que hablan de déficit cero. Miedo me da.

Para las empresas el endeudamiento es algo habitual, forma parte de la dinámica de la creación y mantenimiento de las mismas. La Revolución Industrial trajo consigo la generalización e intensificación de los mercados financieros y desde entonces el crecimiento de la producción y de la población han sido exponenciales.

Pero vayamos a la que yo creo que es la diana de esa crítica de vivir por encima de nuestras posibilidades: las economías domésticas.
¿Vivimos los españoles por encima de nuestras posibilidades?...humm ¡¿los españoles saben ligar?! Daría la misma respuesta a ambas preguntas: los hay que sí y los hay que no.
Pedir un crédito para irse de vacaciones al Caribe, si luego hay dificultades para pagarlo es obviamente una irresponsabilidad, pero pedirlo para la compra de la vivienda donde vamos a vivir nos permite mejorar nuestra calidad de vida. Solicitar un crédito para pagar los estudios de un hijo puede ser una inversión de futuro. ¡¿Que hay irresponsables que llevan un tren de vida superior al que podrán pagar jamás?! Efectivamente. Pero hay entidades de crédito que conceden esos préstamos y comercios que han generalizado la compra a plazos.
¿Acaso estos agentes económicos no deberían tener más cuidado en sus acciones si tanto se quejan?, ¿o será tal vez que las ganancias obtenidas gracias al crédito superan ampliamente las pérdidas causadas por los morosos?
No resto responsabilidad al irresponsable –valga la contradicción- que abusa de la tarjeta de crédito, pero llamo la atención sobre esa entidad financiera que concede una de esas tarjetas a un chaval de 18 años que trabaja a media jornada en el McDonalds; o a esos grandes almacenes que expiden tarjetas de crédito como churros en su insaciable búsqueda de beneficios.

Por ello, y porque pienso que las causas de la crisis son otras, me pongo de muy mal humor cuando leo o escucho eso de que los españoles hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
¡Hay que ser cínico o ignorante para decir eso!.

sábado, 25 de septiembre de 2010

CERRADO POR FALTA DE PERSONAL

Ayer 24 de septiembre a las 13:30 publicaban en la Escuela Oficial de Idiomas de Gijón las notas finales de los exámenes oficiales.
Debí llegar sobre las tres y media -cuando me fue posible- y extrañamente me encontré la escuela cerrada. Un cartel aclaratorio rezaba: “Cerrado a partir de las 15:00 por falta de personal los días 24, 27, 28, 29 y 30 de septiembre”. Sentí la decepción de no conocer cuál había sido mi nota de inglés. ¿Tendría que esperar al lunes –¡con un interminable fin de semana de por medio!- o tal vez algún compañero o compañera habría conocido los resultados y me informaría?
Pero lo cierto es que rápidamente dejé de pensar en mi problema y me solidaricé con los empleados que habían cerrado la Escuela, imagino que hartos de pedir más personal. Pensé que habían elegido cerrar el edificio en el momento que más iba a extorsionar al alumnado: ese viernes 24, cuando muchos estudiantes nos toparíamos con el candado de la incertidumbre en la verja.
Ya digo que mi primera reacción fue de admiración ante la medida de los trabajadores: “han sido valientes”, pensé. Estaba decidido a presentar un escrito de queja ante la Administración, una queja que, por supuesto, no iría dirigida contra el personal no docente de la escuela sino contra la propia Administración por no ofrecer un servicio adecuado.
Ahora que escribo estas líneas, me pregunto si el cierre del edificio fue iniciativa espontánea de unos trabajadores hartos de no ser escuchados en sus demandas o si, tal vez, se hizo con el beneplácito y la indolencia de la Administración.
En cualquier caso, los efectos de los recortes en gasto social, en este caso en Educación, ya son visibles. Lo peor, no obstante, no es que estos días la escuela se cierre por las tardes -que ya es un fastidio- sino que para este curso se ha reducido el número de profesores, la oferta horaria y el número de horas lectivas, mientras que, por otro lado, se ha ampliado la ratio de alumnado por aula.
Medidas similares se han tomado en la enseñanza obligatoria y bachillerato. Por poner un ejemplo: el Instituto Calderón de la Barca, de Gijón, va a contar en su plantilla con 17 profesores menos que el curso anterior, y más alumnos matriculados.
Consecuencia previsible: hacinamiento en las aulas, pérdida de calidad de la Enseñanza, empeoramiento de las condiciones laborales de los profesores, dificultades para atender a la diversidad, etc.
¿De verdad este es el camino a seguir?

domingo, 12 de septiembre de 2010

El síndrome posvacacional según Javier Ortiz

Aunque hace ya unos días que me reincorporé al trabajo y sufrí eso que llaman el síndrome posvacacional, me apetece ahora recuperar de la memoria un artículo del gran Javier Ortiz sobre este presunto síndrome.
Sin más preámbulos "El síndrome posvacacional" by Javier Ortiz. He resaltado en negrita frases que me parecen geniales.


EL SÍNDROME POSVACACIONAL

Buena parte del personal llega al final de las vacaciones y regresa a sus ocupaciones laborales o de estudio. No lo hacen ni las mujeres dedicadas al trabajo doméstico (las amas de casa, que se les suele llamar, olvidando que la mayor parte de las veces las casas no tienen ama, sino amo, y que muchas de ellas carecen de vacaciones, porque durante el verano les toca seguir trabajando para que el resto de la familia no dé un palo al agua), ni quienes carecen de empleo, ni quienes han llegado a la edad del júbilo (o sea, a la jubilación), ni quienes no han tenido vacaciones en agosto, sea porque las tuvieron antes, porque las van a tener ahora o porque no las tienen nunca.
En fin, que vuelven muchos al trabajo asalariado, y casi todos regresan con una cara que llega hasta el suelo, abatidos, desganados y melancólicos, situación que los psicólogos al uso califican de síndrome posvacacional.
Mi tesis es que el llamado síndrome posvacacional no es ningún síndrome, sino una reacción sana y lógica de las personas que durante unas cuantas semanas se han ido situando en condiciones de juzgar con alguna distancia el absurdo alienante que encierra el grueso de la actividad profesional que desarrollan a lo largo de casi todo el año.
No todo el mundo odia su trabajo. Algunos tenemos la fortuna de dedicarnos a una actividad con la que disfrutamos. Por eso no paramos de trabajar durante las vacaciones, aunque bajemos el pistón. Gozamos haciéndolo, e incluso nos frustraría no hacerlo.
Los hay que aman también su profesión, pero odian el modo en el que tienen que ejercerla. He conocido a muchísima gente así en el gremio periodístico. Les gusta escribir, pero no lo que les mandan que escriban. Eso les echa para atrás, incluso.
En idéntica categoría hemos de situar a muchísimos profesionales de las más diversas ramas. Todos amantes de su profesión u oficio; todos cabreados con la manera en la que deben llevarlo cada día a la práctica para que les paguen a fin de mes.
Hay que contar también con el efecto deprimente acumulado que acarrea padecer la obligación de perder una parte sustancial del día yendo y viniendo de casa al centro de trabajo y del centro de trabajo a casa. Y con los devastadores efectos psicosomáticos de las comidas a salto de mata en cualquier sitio.
Concluyo: se llama síndrome posvacacional al tiempo que tarda una persona medianamente lúcida en resignarse a su destino mediocre y dejarse vencer por los efectos anestésicos de la rutina.
Leí hace años que los prisioneros de los campos de exterminio nazi organizaban partidos de fútbol, unos contra otros, para entretenerse mientras les llegaba la hora de acudir a la cámara de gas. Comprendí que los humanos somos capaces de amoldarnos a todo.

Artículo publicado en El Mundo el 1 de septiembre de 2005

sábado, 4 de septiembre de 2010

Raimon Panikkar


El pasado 26 de agosto falleció en Tavertet, un pueblecito del Pre-Pirineo catalán, el filósofo y teólogo Raimon Panikkar. Tenía 91 años.
Poseía una sólida formación intelectual; tres licenciaturas: Química, Filosofía y Teología, con sus respectivos doctorados. Hijo de madre catalana y padre indio hablaba catalán, castellano, francés, inglés, alemán, italiano, hindi, sánscrito, latín y griego. El hebreo –decía- lo había sabido pero ya lo había olvidado. Impartió la docencia en diversas universidades del mundo. Vivió un cuarto de siglo en la India, algunos años en Estados Unidos, y en su regreso a Catalunya se estableció en Tavertet. Allí vivía sin televisión ni radio, y tenía tantos libros que no se sabía si la casa la sostenían las piedras o los libros.
Su pensamiento recoge frutos de Oriente y de Occidente. En lo religioso del hinduismo, el budismo y el cristianismo.
Hace unos días, a raíz de su muerte, leí el libro “El matí amb Raimon Panikkar”. Se trata de la transcripción de una serie de entrevistas que durante varios años concedió Raimon Panikkar al periodista Antoni Bassas en un popular programa de Catalunya Ràdio. En las mismas se tratan distintos temas de actualidad como la invasión de Irak, el terrorismo, la violencia o el estrés.
Las opiniones de Panikkar son en todo momento profundas, inteligentes, sensibles,…
Respeto, tolerancia, diálogo son bellas palabras que no suenan vacías en boca de Panikkar.
Descanse en paz.

domingo, 1 de agosto de 2010

El Homo Sapiens en el WC

Un amigo mío antropólogo acaba de publicar un interesantísimo estudio sobre el comportamiento del homo sapiens en el W.C. El estudio se circunscribe a las sociedades occidentales y al tiempo presente. De sus resultados se desprenden aspectos previsibles pero otros sorprendentes.
Entre estos últimos, resulta llamativo que un 37% de los divorcios se produzca por las insalvables divergencias que existen entre hombres y mujeres sobre el mantenimiento de la asepsia en el W.C.
Es obvio que las mujeres, por su constitución física, realizan los actos de excreción y micción sentadas, mientras que la mayoría de los hombres ejecuta la segunda en posición erguida. Es comprensible que parte de la orina o algunas gotitas no acaben en su destino, lo cual exaspera a las mujeres que no comprenden tan sencillo fenómeno. Algunas sugieren al macho que se siente durante la evacuación por la uretra del líquido amarillo cetrino, pero tras miles de años de evolución es difícil convencer al hombre para un cambio que, además, pondría en entredicho su hombría.
Los hombres, hastiados de tanta persecución, aprovechan váteres públicos para orinar en libertad, sin la presión de tener que hacerlo “bien”, lo cual explica que la mayoría de baños públicos se encuentren literalmente inundados de orina y, a menudo, con restos de excremento -a veces, auténticos morcillones-, que dibujan caprichosos motivos marrón sobre blanco (o gris, o verde, o rosa,…). Los váteres públicos son, pues, espacios de libertad creativa.
No obstante lo anterior, la mayoría de hombres prefiere excretar en su propio retrete. Un espacio, asimismo, propicio para la lectura. Desde el intelectual que se encierra con ese ensayo sobre metafísica (y el Marca bajo el brazo), hasta el humilde obrero que sólo alcanza a comprender el Marca. Pasando por el adolescente al que tan buenos ratos le ha proporcionado el Interviú.
La lectura durante la excreción es un acto cultural que pasa de padres a hijos, concluye el estudio.

sábado, 17 de julio de 2010

Las cosas son así...

Uno de los mayores escollos que uno encuentra cuando critica, en su entorno cercano, las injusticias de nuestra sociedad es aquello que podría resumirse en una frase del tipo: “sí, ya sé que el mundo es injusto, pero,¿qué quieres hacer?, no se puede hacer nada, las cosas son así.”. Las cosas son así…

He escuchado esta respuesta o similares cientos de veces, y debo admitir que me resulta difícil tratar de convencer a mi interlocutor del error que a mi entender encierra ese planteamiento.

Evidentemente, la percepción que los humanos tenemos de cuanto nos circunda viene condicionado por lo que los psicólogos denominan nuestras propias creencias; no se refieren únicamente a creencias religiosas o políticas sino a todas las creencias. Toda la información aprehendida a lo largo de nuestra vida y nuestra manera de ordenarla. De esta manera, los nuevos datos serán interpretados y almacenados de forma distinta según la persona, o sea, según sus creencias; las cuales, a su vez, se han configurado a lo largo del tiempo desde su más tierna (o desgraciada) infancia hasta el momento presente. Entre las variables más importantes están el contexto socio-económico, o sea, la clase social; el geográfico; la educación recibida; los libros leídos (y, sobre todo, ¡los no leídos!); las películas vistas; las personas conocidas… las vivencias, en definitiva.

Un aspecto fundamental en la manera de pensar es lo que los filósofos llaman el pensamiento idealista y el pensamiento materialista, (Parménides/Heráclito, Platón/ Aristóteles y todas las aportaciones de filósofos posteriores). No hay que confundirlo con lo que se conoce como ser una persona materialista o persona idealista desde un punto de vista moral; eso es otra cosa.

Las personas que piensan bajo una concepción -muchas veces de manera inconsciente-idealista tienden a creer que las cosas difícilmente pueden cambiar. No digamos ya, si por su propio status social ni siquiera les interesa el cambio, en ese caso estarán plena e interesadamente convencidas. Por el contrario, los individuos con una concepción materialista creerán que el cambio es posible. También en este caso el status social condiciona la manera de pensar.

Evidentemente, los cambios sociales son la mayoría de las veces lentos. Requieren décadas o cientos de años. Muchas veces son imperceptibles en el horizonte de una vida humana, pero eso no significa que no sean posibles. La Historia nos muestra que sí lo son.

Yo, por mis vivencias –desconozco si la genética tiene aquí cabida, aunque es posible-, me identifico como persona filosóficamente materialista. Estoy convencido de que los cambios son posibles, también de que son necesarios. Necesarios para la sociedad, o, para concretar, para una mayoría de personas que están controladas y explotadas por una minoría. Si no recuerdo mal, decía el profesor Vicenç Navarro que en España hay actualmente un 20% de población que tienen cierto (algunas mucho) poder. Las decisiones políticas que afectan al conjunto de la sociedad están tomadas para beneficiar a esa minoría. ¡Y a esto lo llaman democracia!

Por eso, cuando veo personas que, encontrándose dentro de esa mayoría silenciosa, explotada y alienada, se cruzan de brazos con argumentos del tipo “la sociedad está montada así” (¡cómo si los encargados de montarla no fuéramos nosotros!), lo lamento sobremanera.

Jamás he dicho una frase del tipo “Las cosas son así”, antes diría “Las cosas están así”. Diferencia sutil pero importante, pues mientras el verbo “ser” condena a la eternidad el verbo “estar” conlleva temporalidad y, por tanto, cambio.

Desgraciadamente –quiero decir para desgracia de la mayoría-, me temo que el pensamiento idealista está mucho más extendido que el materialista.

Así pues, aun en minoría, seguiremos luchando “Sin esperanza, con convencimiento” que decía el poeta Ángel González.

miércoles, 14 de julio de 2010

Tot fugint

Dilluns, dotze de juliol de 2010. A sobre nostre hi cauria tota la fanfàrria patriòtica si no fèiem res per evitar-ho. Així doncs, seguint les passes del republicans espanyols al 1939 vam creuar la frontera francesa i un cop a França, les notícies de la victòria nacional al mundial de futbol arribarien, tal vegada, atenuades. Uns quants dies al encisador poble de Cotlliure i podríem tornar cap a Catalunya sans i estalvis. Passem dos dies meravellosos al poble on és enterrat l´Antonio Machado.

Però, vés per on, Le 14 juillet, festa nacional francesa, ens agafa desprevinguts, quina mala sort!. Tornem a fer les maletes, pujem al cotxe i busquem la fugida per la carretera de la costa, la que passa per Port-Vendres, Banyuls, Cerbère i Port Bou. Impossible, un gendarme no ens deixa passar a Port-Vendres; la carretera està tallada per les celebracions. Les notes de “La Marsellesa” que ens arriban d´un cor, però no pas al cor, ens acaben de fer la guitza.

sábado, 26 de junio de 2010

La sumisión

El mayor peligro de la sumisión es que llegue a convertirse en costumbre, en resignación que se filtra como un veneno paralizante en nuestras venas, acaso sin que uno mismo lo perciba. Es entonces cuando la sumisión alcanza el grado de perfección, cuando el último reducto ha caído y la conciencia se enturbia para acabar extinguiéndose paulatinamente.”

Fragmento de “La leona blanca” de Henning Mankell.

Ando estos días enganchado a las novelas policíacas del sueco Henning Mankell y ahora que he empezado “La leona blanca” encuentro este fragmento de enorme clarividencia sobre el concepto de sumisión.
Se trata de un capítulo introductorio donde la sumisión aparece en el contexto de la Sudáfrica de principios del siglo XX; un desigual crisol de ingleses, bóers, negros e indios en permanente conflicto.


El caso es que la palabra sumisión y el lúcido fragmento han llevado mi pensamiento a realidades mucho más cercanas. Realidades en las que vivimos gran parte de nuestro tiempo. Realidades donde el funcionamiento de los distintos elementos es jerárquico y no democrático. Realidades donde las personas están cada vez más asustadas, y también más crispadas. Estoy pensando en el ámbito laboral, en el trabajo.

No pasa un solo día sin que en ese espacio productivo no observe comportamientos sumisos, y no únicamente entre personas de distinta jerarquía, sino incluso entre iguales. La gente tiene miedo. Ha perdido, si es que alguna vez lo tuvo, el sentido de la dignidad, de la lucha, de la justicia, y prefiere vivir arrastrándose. Y, al observar el mundo desde las bajuras, ha perdido por completo la perspectiva.

Es preocupante, o por lo menos a mí me preocupa…

Volveré sobre estas reflexiones, seguro.

domingo, 20 de junio de 2010

Montoya Gabarri

El funcionario de Justicia se encontraba recorriendo las sucias calles del Barrio de San Roque. Se imaginaba vigilado desde las humildes viviendas que comprenden esa barriada. Los vecinos reconocían perfectamente al funcionario de juzgados, al policía, al empleado de Servicios Sociales y a casi cualquier extraño que invadiera su espacio. Se dirigió al número doce y llamó a la puerta del bajo izquierda con los nudillos pues el timbre no funcionaba. Abrió la puerta una mujer gitana. Llevaba puesto algo parecido a un camisón. Se frotaba los ojos con las manos como si acabara de despertarse aunque fueran las once de la mañana. Apenas medió palabra.
-Buenos días, señora –dijo el empleado público-. Pregunto por José Jiménez Montoya; traigo una citación del juzgado.
-Sí, es m´hijo, pero no está… –respondió la mujer arrastrando las palabras.
-Bueno, no importa, se la entrego a usted para que se la dé cuando llegue –aclaró el funcionario.
El hombre cumplimentaba la diligencia y le preguntó el nombre a la señora para hacer constar a quién se la entregaba.
-Carmen –contestó lacónicamente.
-¿Y los apellidos? –insistió el funcionario.
La señora se quedó pensativa, tratando de recordar cómo se llamaba y finalmente gritó hacia el interior de la modesta vivienda:
-Niñoooo, ¿yo comu me llamu, Montoya Gabarri o Gabarri Montoya?
Una voz adolescente vociferó: ¡Montoya Gabarri!
La mujer asintió sabedora de que el funcionario había oído perfectamente la aclaración del hijo.
Finalmente el hombre del juzgado le pidió que firmará la entrega y ésta garabateó algo ilegible. Era suficiente.

jueves, 10 de junio de 2010

Otra joya de Vicenç Navarro

A veces me gustaría escribir sobre la actual situación económica y social, pero cuando se lee a intelectuales de la talla de Vicenç Navarro, se da uno cuenta de que lo mejor que puede hacer es sencillamente invitar a leer directamente a uno de esos expertos.

Sigo al profesor Navarro con asiduidad, y aunque todos sus artículos resultan muy interesantes, el que hoy aparece en "Público" y en su página web http://www.vnavarro.org/ es especialmente clarificador sobre la actual crisis económica, política y social.

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El artículo lo podéis leer en "La sabiduría convencional europea"

jueves, 3 de junio de 2010

La Quinta Mujer

He leído recientemente “La Quinta Mujer” del escritor sueco Henning Mankell. Mi primera lectura de este autor, lo admito. No será la última.
Para los que no lo sepan, decirles que se trata de una novela negra en la que el inspector de policía Kurt Wallander –presente en otras novelas del autor- trata de resolver el caso de unos macabros asesinatos.
La trama por sí sola ya es entretenida y mantiene al lector inquieto y deseoso de avanzar páginas; las últimas cien las leí de manera compulsiva. Pero es que, además, la obra es rica en otras lecturas. El magnífico retrato psicológico de los personajes y en especial de Wallander, un policía con mucho de anti-héroe: sus debilidades, sus miedos, sus fracasos, sus dudas,… humano, en definitiva. La descripción psicológica de un criminal que el lector llega a comprender. La radiografía social de una Suecia cambiante que se aleja del modelo de sociedad del bienestar que tradicionalmente ha tenido.
La recomiendo encarecidamente y confío en que Laura Nieto, experta en Mankell, aporte algún comentario a este breve reseña.



domingo, 23 de mayo de 2010

La Bibioteca Municipal de “El Coto” no tiene apenas “Público”

El otro día acudí a la biblioteca pública de mi barrio, “El Coto”, en Gijón y me ocurrió algo, cuanto menos curioso, que paso a relatar a continuación.
Debo poner en antecedentes a los que no lo sepan que desde hace unos meses en que el diario “La Voz de Asturias” fue comprado por la editorial de “Público”, ambos periódicos se venden conjuntamente en Asturias como si fueran un solo diario que aparenta ser “La Voz de Asturias” pero que en sus páginas interiores incluye el ejemplar de “Público” del día. Asimismo, debe añadir que ambos diarios se complementan pues mientras “La Voz” se ocupa de temas asturianos, “Público” lo hace del resto.
Bien, empiezo a hojear “La Voz de Asturias” con la certeza de que aparecerán las páginas de “Público” en cualquier momento y con él, algunos artículos de opinión que sigo con cierta regularidad. Me sorprende no encontrar el diario de ámbito estatal y mi primer pensamiento es que seguramente ha sido separado, y que debe andar vagando por alguna mesa. Pero por más que lo busco no lo encuentro, por lo que me dirijo a la bibliotecaria para preguntarle por la misteriosa desaparición. La explicación, no exenta de lógica, vino a ser ésta: la biblioteca pone a disposición de los usuarios varios ejemplares de cada rotativo local (asturianos) y un solo ejemplar de varios periódicos de ámbito estatal. Dado que adquieren varios ejemplares de “La Voz de Asturias”, disponen obviamente también de varios “Público” y deciden que lo “justo” para evitar herir sensibilidades ideológicas es separar –desgrapar, de hecho- todos los ejemplares de “Público”, dejando sólo uno y guardando el resto de las miradas de curiosos en un estante interno de no acceso al público –permítanme la broma fácil-. Respondí a la amable bibliotecaria que el argumento ideológico también podía esgrimirse al revés, de manera que el acto de cercenar parte una publicación podría hacer pensar a algunos malpensados –no es mi caso- que la dirección de la biblioteca no simpatiza con la línea editorial de periódico “secuestrado”. Por otro lado, y susceptibilidades al margen, lo que realmente se consigue con este acto es privar a los usuarios de un producto que la biblioteca ya posee –no ha tenido que adquirirlo ex profeso- y por el que no debe sentirse responsable. La publicidad, por ejemplo, forma parte importante de los periódicos y no culpamos a las bibliotecas de dar apoyo a las empresas anunciantes por mucho que en estos templos de la cultura encontremos también incitación al consumo.

En fin, el caso es que no tenía ganas de discutir y simplemente le pedí a la bibliotecaria que me prestara uno de esos que estaban “confiscados” y accedió con la advertencia de que se lo devolviera en cuanto acabase.

Cuando marché de la biblioteca seguí rumiando sobre el problema desde un punto de vista ético, tratando de dilucidar si era realmente justificable la ablación practicada a “La Voz de Asturias” privándonos a algunos del placer que nos proporciona la lectura de los artículos de opinión de Isaac Rosa, Javier Vizcaíno, Ignacio Escolar, Luis García Montero, entre otros. Me dio por pensar que, de admitir los argumentos de la digamos supuesta “asepsia ideológica” que debe mantener una biblioteca pública, ¿por qué limitar a periódicos ese celo y no ampliarlo a todo el fondo documental?. Controlar, por ejemplo, que no haya más libros de Miguel Hernández de que de José Mª Pemán, o de Noam Chomsky que de Francis Fukuyama, o de J.K. Galbraith que de Milton Friedman, etc. Absurdo, ¿verdad? Pues eso.

sábado, 24 de abril de 2010

Jordi Agusti Vime, (8/06/1952-13/05/2005), amic meu

A mí me sorprendía relativamente que Jordi, un hombre inteligente, creyera en la astrología. Por supuesto, no me refiero a esa pseudoastrología que aparece en diarios y revistas, mero pasatiempo para engañar a crédulos.
Jordi defendía que la situación de los planetas en el momento de tu nacimiento condicionaba tu carácter y, por tanto, tu vida.
Yo siempre pensé que mi amigo utilizaba sus conocimientos astrales para ligar, y algo de cierto había en ello cuando él mismo lo admitía. El se definía como tímido, pero a mí no me lo parecía. No alardeaba de ello, pero comentaba sin pudor que a lo largo de su vida se habría acostado con cuarenta o cincuenta mujeres.
Llevaba una existencia absolutamente disoluta; los horarios no le respetaban y frecuentaba las noches de alcohol y humo. Las persianas de los bares le marcaban los tiempos de la misma manera que durante siglos las campanas de las iglesias marcaban la jornada de los habitantes.
Consumía distintos tipos de drogas; algunas por prescripción médica: ansiolíticos, antidepresivos, pastillas para el corazón, y otras por iniciativa propia: alcohol, tabaco y marihuana, básicamente. Lo que no hacía era pincharse, solía decir con una mueca de asco que eso le daba repelús.
Los últimos días de su vida los pasó en una clínica para enfermos terminales. Sus pulmones, almacenes de humo, habían alojado un cáncer que no tuvo piedad de él.
No me enteré de su muerte hasta algunas semanas después cuando telefoneé a la clínica y me dijeron que el enfermo había causado alta; no me dieron más información. Entonces llamé a su hermana y me dijo que Jordi había muerto unas semanas atrás.
Fue uno de los momentos más tristes de mi vida. Un nudo en la garganta me impedía tragar saliva y los ojos se me humedecieron. Había perdido a un gran amigo. Sentí rabia, impotencia, soledad. Era como si una parte de mi vida se hubiese perdido, ¡no, era una parte de mi vida que se había perdido!
Lo echo de menos y me acuerdo a menudo de él.
Jordi era una persona muy especial. Gran conversador, culto sin resultar pedante, amigo de la broma inteligente –no graciosillo-, sensible, cariñoso con sus amigos, entrañable, en definitiva.
Ayer fue su santo, un día muy especial en Catalunya. Ríos de gentes se agolpan sobre tenderetes con faldas que dibujan las cuatro barras de la bandera catalana y que venden libros y rosas.
Me pregunto qué habría ocurrido si mi amigo, en lugar de haber nacido un 8 de junio bajo el signo de géminis, lo hubiese hecho otro día. Si él estuviera en lo cierto y la conjunción de los astros en el momento del nacimiento condicionara la vida y la muerte. Es posible que Jordi no hubiera muerto prematuramente. Pero también es probable que Jordi -el Jordi que yo conocí-, tampoco hubiese existido jamás.

Juan de Mairena

He releído “Juan de Mairena” de Antonio Machado, una obra en prosa del poeta andaluz-castellano en la que un maestro apócrifo habla a sus alumnos de literatura, arte, filosofía, religión, política y de la vida misma.
La leí con diecisiete o dieciocho años y en aquel entonces me cautivó por completo. La leo ahora y todavía le saco provecho. Ahí van unas muestras de la obra.

Nadie es más que nadie”, reza un adagio de Castilla.¡Expresión perfecta de modestia y orgullo!. Sí, “nadie es más que nadie” porque a nadie le es dado aventajarse a todos, pues a todo hay quien gane, en circunstancias de lugar y de tiempo. “Nadie es más que nadie”, porque –y este es el más hondo sentido de la frase-, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre. Así habla Castilla, un pueblo de señores, que siempre ha despreciado al señorito.
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Señor Pérez, salgo a usted a la pizarra y escriba: “Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa
El alumno escribe lo que se le dicta.
-Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: “Lo que pasa en la calle
MAIRENA. No está mal.

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La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero
AGEMANON. Conforme
EL PORQUERO. No me convence

jueves, 8 de abril de 2010

El salario del miedo

Aún tengo en mis manos esa pequeña joya de la literatura llamada “El salario del miedo” del francés Georges Arnaud. Llegué a ella como llegamos a casi todas las cosas: por causalidad. En este caso a través de otro libro que rescataba de mi memoria un título que yo asociaba a una excelente película francesa.
Georges Arnaud, un escritor maldito que pasó 19 meses en prisión acusado de asesinato y que tras ser absuelto viaja a Suramérica donde vivirá miserablemente. Allí nacerán sus tres novelas: Le salaire de la peur, Le voyage de mauvais larron y Lumière de Souffre.
El salario del miedo” narra la historia de unos hombres capaces de realizar cualquier trabajo por penoso que sea y aún a riesgo de perder la vida, con tal de conseguir dinero suficiente para marchar del deprimente país en el que se encuentran atrapados. En el inicio del relato el autor dice textualmente “Que nadie busque en este libro la exactitud geográfica que no es más que una añagaza: Guatemala, por ejemplo, no existe. Lo sé, he vivido allí.”
La versión cinematográfica fue dirigida en 1961 por H.G. Cluzot; ganó el Gran Premio del Festival de Cannes.

martes, 6 de abril de 2010

L´égoïsme

La profesora de francés propone a sus alumnos que hagan una redacción acerca del egoísmo.
Un alumno entrega una hoja en blanco donde únicamente ha escrito el título y una frase:

Comment définiriez vous l'égoïsme?

L´égoïsme, c´est ça”.

domingo, 21 de marzo de 2010

Foto (real) de Hacienda


Gijón está empapelado de carteles de “Se vende” o “Se alquila”. Caminar por una ciudad de locales vacíos y disponibles transmite cierta inquietud al ciudadano.
Paseando por la calle San Bernardo me sorprendió que uno de los locales ya vacíos, con su correspondiente cartel de “Se alquila” sea uno donde hasta hace unos meses se encontraba una oficina de la Agencia Tributaria. Como se puede ver en la foto -que es real, no se trata de ningún montaje- esa oficina de “Servicios Tributarios” ya no existe; la crisis se la llevó tal vez…Qué metáfora tan bella y tan triste: ¡hasta el Estado tiene que cerrar uno de sus chiringuitos!.
Por supuesto, la oficina debe seguir funcionando en algún otro lugar, pero la imagen da que pensar…

sábado, 13 de marzo de 2010

Miguel Delibes (1920-2010)


No voy a escribir nada sobre Miguel Delibes. A modo de homenaje copio a continación un emotivo texto escrito por él mismo hace unos años.


Aunque viví hasta el 2000..., el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo de 1998, en la mesa de operaciones de la clínica La Luz. Esto es, los últimos años literariamente no le sirvieron de nada.
El balance de la intervención quirúrgica fue desfavorable. Perdí todo: perdí hematíes, memoria, dioptrías, capacidad de concentración... En el quirófano entró un hombre inteligente y salió un lerdo. Imposible volver a escribir. Lo noté enseguida. No era capaz de ordenar mi cerebro. La memoria fallaba y me faltaba capacidad para concentrarme. ¿Cómo abordar una novela y mantener vivos en mi imaginación, durante dos o tres años, personajes con su vida propia y sus propias características? ¿Cómo profundizar en las ideas exigidas por un encargo de mediana entidad? Estaba acabado. El cazador que escribe se termina al tiempo que el escritor que caza. Me faltaban facultades físicas e intelectuales. Y los que no me creyeron y vaticinaron que escribiría más novelas después de El hereje, se equivocaron de medio a medio. Terminé como siempre había imaginado: incapaz de abatir una perdiz roja ni de escribir una cuartilla con profesionalidad.
No me quejaba. Otros tuvieron menos tiempo. Al fin y al cabo, setenta y ocho años son bastantes para realizar una obra. Le di gracias a Dios, que me permitió terminar El hereje, y me dediqué a la vida contemplativa. Las cosas que intenté no eran serias. Con mi hijo Miguel hicimos un libro sobre el cambio climático, en el que no intervine más que para hacer preguntas propias de un ciudadano preocupado, pero no aporté una sola idea. En Muerte y resurrección de la novela di a la estampa algo que tenía hecho para dar la sensación de que trabajaba, de que aún disponía de una vida activa.
Los optimistas que sobreviven a un cáncer suelen decir que lo vencieron. Yo no me atrevo a tanto. Los cirujanos impidieron que el cáncer me matara, pero no pudieron evitar que me afectara gravemente. No me mató pero me inutilizó para trabajar el resto de mi vida. ¿Quién fue el vencedor?
Y bien: cuando mi obra, dicho lo dicho, está concluida, y por tal la doy, veo con satisfacción que los prestigiosos editores de Círculo de Lectores y Ediciones Destino se ocupan ahora de recopilarla y reunirla en los siete volúmenes que van a configurar esta serie. Cada volumen, además, irá prologado por un destacado estudioso de mi obra. ¿Qué hacer sino sentirme halagado y agradecido? Si mi primera novela apareció en 1948 -hace ahora sesenta años- y la última en 1998, ha sido media centuria, la segunda del siglo XX, la que me he ocupado escribiendo y publicando libros. Y siempre con el beneplácito de mis lectores. También a ellos, y a cuantos ahora se asomen a las páginas de estas Obras completas, quiero agradecer sinceramente su benevolencia y fidelidad.
*Texto extraído del primer volumen de sus Obras CompletasGalaxia Gutemberg / Círculo de Lectores

El billete de 10 euros y el papel higiénico

El otro día acudí a un supermercado alemán que presume con razón de precios baratitos y compré 30 rollos de papel higiénico de doble cara; también adquirí servilletas de papel. Todo ello me costó exactamente 10 euros, así que entregué un billete de 20 a la cajera y me devolvió otro de 10, el ticket y una sonrisa.
Corrí a casa y, sin apenas tiempo de guardar la compra salté al excusado. Conservaba en mi mano el billete de 10 euros, así que allí estábamos el billete, los rollos de papel higiénico y yo. Los tres compartíamos ese espacio en el que siempre me recluyo cuando quiero alumbrar alguna idea.

Empecé a divagar sobre los usos que permitían ambos objetos y jugué a imaginarme un intercambio de papeles.
En mi mente coloqué ese pedacito de papel rosado en el mismo angosto lugar que recorren los rollos de papel suave, y casi pude sentir su aspereza en mi piel. Llegué a la conclusión de que siempre que me encontrara en un aprieto preferiría un rollo de papel higiénico a un billete de banco cualquiera que fuese su valor (de cambio).
Luego me imaginé cargando a mis espaldas 30 rollos de papel higiénico intentando adquirir con ellos una entrada en la puerta de un cine. El empleado me miraba con las cejas arqueadas y me rogaba que dejara pasar al siguiente. Mi insistencia solo sirvió para que llamaran a seguridad.
En un supermercado intenté infructuosamente hacer mis compras con los 30 rollos de papel higiénico –“¡son de doble capa!”- Insistí. Un cliente perforaba su sien con el dedo índice.
Desalentado por tanta incomprensión me acerqué un local de alterne en busca de algo de cariño que pagaría con esa mercancía que, estaba convencido, allí apreciarían. Me equivoqué, la señorita que fumaba no medió palabra conmigo, hizo un ademán despectivo y acudió un tipo malencarado que me condujo a la calle.
Llegué a la conclusión de que, a pesar de la indudable utilidad del papel higiénico, nadie iba a darme nada por él. Debe ser eso que los economistas llaman valor de uso. El billete, por el contrario, un objeto frágil y completamente inútil para Robinson Crusoe en su isla desierta, posee en sociedad y por un mero convencionalismo, por una simple cuestión de confianza, un extraordinario valor de cambio.
Cuando acabé de reflexionar me di cuenta de la necesidad de renovar la escobilla, así que llevé el billete de diez euros y compré una en un chino.

sábado, 27 de febrero de 2010

Torremolinos 73 y el paso del tiempo

Ayer visioné en DVD y en mi casa la película española Torremolinos 73 de Pablo Berger. Estrenada en 2003, el film nos retrotrae a la España de los setenta. Un personaje gris, perdedor, que se dedica a vender enciclopedias, interpretado por Javier Cámara, debe reciclarse, y lo hace filmando e interpretando películas pornográficas caseras que serán comercializadas en Escandinavia.
En mi opinión se trata de una película cinematográficamente hablando muy decente. Una buena dirección, correctas interpretaciones y una magnífica ambientación de la España del tardo franquismo. Los coches de esa época, el SEAT 600; la máquina de escribir portátil; el Dymo, ¿recuerdan el dymo que servía para hacer etiquetas?; la decoración de las viviendas, la moda en el vestir, en los peinados, en la música –oh mami, oh, mami, mami blue, oh mami blue…-.
La película ganó varios premios.
Para mí su visionado ha sido como una vuelta a la niñez y una inquietante constatación del paso del tiempo.

jueves, 25 de febrero de 2010

La supuesta refundición del capitalismo

Hace unos meses se hablaba de que los desmanes del neoliberalismo económico más salvaje nos habían conducido a esta terrible crisis económica y, por tanto, también social; de los excesos de la banca y de la necesidad de refundir el capitalismo. Alguna que otra cumbre de líderes mundiales, y alguna cabeza de turco como la de Bernard Madoff.
Lo cierto es que na de na. El Gobierno –los Gobiernos- siguen aplicando las recetas neoliberales: reducción del gasto público, desregulación del mercado, abaratamiento del despido, aplazamiento de la edad de jubilación, etc.
La mayoría de medios de comunicación –al servicio del gran capital- les sigue el juego, y presentan estas medidas poniendo micrófono y letra a lo que dicen los gurús del neoliberalismo que parecen hablar ex cátedra. Y lo que es solamente una opción ideológica es presentado como una verdad bíblica.
Dicen esos “expertos” que el Estado del Bienestar es incompatible con el desarrollo económico, ¿no será más bien que la insaciabilidad del gran capital no es compatible con el Estado del Bienestar?
¡Qué tiempos aquellos en que, mientras había un bloque comunista en el Este, un referente, una posible alternativa para las clases trabajadoras y, por tanto, una continua amenaza para el capitalismo, en Europa occidental se forjó ese Estado del Bienestar que tanto ha costado lograr y que ahora nos lo quieren robar unos cuantos hijos del capital!

viernes, 19 de febrero de 2010

Sin comentarios


El ex-presidente del Gobierno español José Mª Aznar saludando a grupo de estudiantes en la Universidad de Oviedo que le jalean.
Jueves, 18 de febrero de 2010.



jueves, 18 de febrero de 2010

Planeta de ciudades miseria

Este es el título en español (original: Planet of Slums) de un demoledor ensayo del sociólogo y activista norteamericano Mike Davis. Se trata de un exhaustivo estudio –muy documentado y con multitud de ejemplos- sobre la problemática de las áreas urbanas hiperdegradadas del planeta; un territorio que comprende ya más de la mitad de la población mundial.
Sería imposible en el espacio de este artículo condensar, ni siquiera someramente, toda la información que aporta este profundo estudio así que me limitaré a poner algunos ejemplos que me han resultado especialmente sobrecogedores.
“Viviendo entre la mierda” –uno de los subcapítulos- nos cuenta que la acumulación de excrementos es uno de los principales problemas urbanos. Retretes –muy escasos- a los que para llegar hay que vadear charcos de orines y excrementos. Personas que evacuan en bolsas de plástico que luego tiran a la calle o al tejado del vecino. Setenta millones de personas que defecan al aire libre en la India. En China, donde para las mujeres resulta especialmente humillante, evitan defecar por el día –no comen por la mañana- y lo hacen de madrugada en grupos, aún a riesgo de ataques sexuales o de otros animales.
En otro de los capítulos trata de cómo los desastres naturales afectan especialmente a estas áreas. Un terremoto de intensidad “x” en Guatemala, por ejemplo, provoca una auténtica tragedia mientras otro de la misma intensidad en California o Japón, con viviendas e infraestructuras (es decir, dinero) preparadas para resistir seísmos apenas ocasiona daños. Las lluvias torrenciales causan estragos en las precarias viviendas situadas en suelos enormemente erosionados, pedregosos, donde precisamente viven los más pobres.
Pero lo que no deja dormir a estas gentes son los incendios, la mayoría intencionados. Propietarios del terreno e inmobiliarias que no desean esperar largos procedimientos judiciales para echar a los inquilinos buscan el rápido método del incendio. Rociar un gato o una rata –los perros mueren en seguida- de queroseno y prenderles fuego que se extenderá rápidamente por el poblado les sirve para expulsar a la población y especular con los terrenos.
En el análisis político y económico trata también de la inhibición del Estado como una de las causas de la pobreza; la deuda externa y las constrictivas condiciones que imponen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (reducción del presupuesto en gastos sociales –entre ellos la sanidad que empeora cada día- pero no en armamento, por ejemplo).
El problema del agua: escasez y contaminación de la misma, la perpetuación del sistema colonial con las élites locales, los cultivos de exportación, la corrupción,… y otras muchos son las cuestiones que trata este interesantísimo libro.
Planeta de ciudades miseria nos ofrece un desgarrador viaje por ciudades como Ciudad de México, Río de Janeiro, Sao Paulo, Buenos Aires, Lima, Bogotá, Teherán, El Cairo, Lagos, Nairobi, Kinshasa, Johannesburgo, Karachi, Bombay, Delhi, Calcuta, Dacca, Shanghai, Pekín, Yakarta, Manila, Seúl,..

martes, 2 de febrero de 2010

Lo que la televisión muestra de Haití



He encontrado un artículo del cronista de La Vanguardia Joaquim Ibarz sobre el tratamiento que la mayoría de televisiones están dando sobre Haití. Como me ha parecido interesante ahí lo tenéis.

Que cada uno haga sus valoraciones.


de Joaquim Ibarz



viernes, 29 de enero de 2010

¿Jubilación a los 67 años?,¿estamos locos o qué?

Existe un amplio consenso en los medios de comunicación y persuasión -como diría Vicenç Navarro - en crear alarma social sobre la actual inviabilidad de las pensiones. Nadie mejor el profesor Navarro para desarmar con su habitual razonamiento lógico y erudición los alarmistas argumentos liberales.
Sin más preámbulos invito a leer el artículo "Las pensiones son viables"

Vicenç Navarro ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). Es también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 35 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.


Su página web http://www.vnavarro.org/ es imprescindible.






sábado, 23 de enero de 2010

Un minuto de silencio

Con motivo de la tragedia de Haití –me refiero al terremoto, no a la tragedia continua que ya vivía este país-, es costumbre que en acontecimientos deportivos u otros eventos se guarde un minuto de silencio en memoria –dicen- de las víctimas. A mí me parece que ese minuto es inapropiado; me explico. Pienso que cada día en este mundo se producen tragedias y que la mayoría no merecen demasiada atención por parte de los medios de comunicación, de manera que sólo aquellas que son magnificadas merecen ese estéril homenaje. Yo pienso que, en coherencia, debería hacerse siempre un minuto de silencio –porque siempre hay motivos que lo merecen- o bien, no hacerse nunca, entendiendo que la repetición sucesiva perdería los efectos buscados. En cualquier caso, no comparto la costumbre de celebrar únicamente el minuto de silencio cuando la institución de turno, sea pública o privada, considera que ese gesto va a servir para limpiar o dorar su imagen. En castellano existe una palabra que define muy bien este tipo de comportamientos: hipocresía.

domingo, 10 de enero de 2010

La ética, la estética y la dialéctica

Existen muchas maneras de afrontar el comentario de una obra de arte. A mí personalmente me gusta mucho una que aprendí en la Universidad de Barcelona del entrañable profesor de "Historia del cine" Miquel Porter Moix. Era un método para comentar películas pero supongo que el mismo es extensible a otras artes. Se trataba de analizar en una película los tres aspectos enumerados en el título de este post. La ética sería el mensaje o mensajes que intenta transmitir el autor; la estética, los recursos formales que utiliza (blanco y negro o color, música empleada, movimientos de la cámara, el guión, etc.); y, finalmente, la dialéctica sería la reacción que provoca en el espectador. El éxito en la dialéctica –que el espectador sienta lo que el realizador pretendía- depende de una perfecta conjunción entre ética y estética. Por ejemplo, un película que pretende ser de terror debe dar miedo, si en lugar de dar miedo provocas risas te has confundido en la estética. Lo mismo ocurre si pretendes realizar una comedia y eres incapaz de moldear la más mínima sonrisa en el espectador. Hay que tener en cuenta que la dialéctica varía según el lugar y el tiempo. Aquellas primeras comedias donde el público se desternillaba viendo tartas en la cara o caídas tontas hoy difícilmente provocan risas; el espectador ha visto demasiadas cosas, necesita otros estímulos. O aquellas películas de Drácula que aterrorizaban en los años treinta del pasado siglo hoy pueden parecer ingenuas. De la misma manera hay películas que tuvieron éxito entre el público de su época –un público acostumbrado a una estética, a una ética y con una mentalidad determinada- y que hoy resultan infumables para la mayoría de espectadores. Y es que los tiempos cambian, las mentalidades con él, y con ellos la ética, la estética y la dialéctica.

sábado, 2 de enero de 2010

Cometas en el cielo

Este es el título de la primera novela de Khaled Hosseini, un médico afgano afincado en los EEUU. A pesar de tratarse de un best seller -algún día escribiré de mis prejuicios hacia este tipo de literatura- debo admitir que la novela me ha cautivado. No quiero desvelar detalles por si a alguien le apetece leerla, solo diré que trata fundamentalemente de relaciones humanas y de sentimientos, y todo ello con el trasfondo de una cultura bastante desconocida para nosotros como es la afgana, y con los alicientes de un hilo argumental trepidante que acaba convirtiendo la narración también en novela de aventuras. Entretenida, tierna y dura al mismo tiempo. Altamente recomendable.