viernes, 23 de marzo de 2012

La historia de Manolo

Lo que sigue a continuación lo he encontrado en el excelente blog de Alberto Garzón Espinosa Pijus economicus”. A veces los ejemplos resultan más ilustrativos que la teoría, por ello creo que es interesante leerlo.

A por los trabajadores solidarios



El pasado Jueves 15 de Marzo, a la hora de entrar a trabajar a su turno de las 4 de la tarde, en la Recepción del Hotel AC CORDOBA PALACIO, (antiguo Meliá Còrdoba) un compañero de Comisiones Obreras, Manolo Aguayo, recibió una carta de despido de manos de la Dirección del Hotel. El despido estaba basado en la nueva redacción del artículo 52c de la Reforma Laboral, esto es, por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Alega la empresa que tanto el hotel como la cadena AC vienen teniendo pérdidas en los dos últimos años (causa económica), que la ocupación del Hotel ha bajado (causa productiva) y que además ha creado una central de comercialización que descarga el trabajo de las recepciones (causa organizativa). Todo esto no lo vamos a discutir (se podría con documentación en la mano) pero lo que si es discutible es por qué, en una plantilla de recepción de 10 personas despiden a Manolo, que entró a trabajar de botones con 15 años de edad y lleva trabajando en la empresa 41 años. Es el recepcionista más antiguo y uno de los mayores con 56 años.
Aquí es donde opera la Reforma Laboral del PP. Las posibles causas económicas y demás no hay que ponerlas en relación a las medidas que se toman, sino que justifican cualquier medida. Se podrían haber tomado otras medidas (reducción de jornada, suspensión temporal, o en caso de despido valorar otras opciones…). Pero las consecuencias concretas de la medida son muy claras, la empresa ha puesto a su disposición la indemnización máxima por despido objetivo, 12 mensualidades o sea 24.677’23€. Si el despido fuera improcedente, a Manolo tendrían que pagarle 42 mensualidades o sea 86.370’30€, es decir tres veces más. ¿porqué despiden a Manolo?, porque además de que la Reforma Laboral se lo permite, él siempre ha sido un cualificado defensor de los derechos laborales, habiendo formado parte de distintos comités de empresa y de la dirección provincial de CCOO. Este es uno de los objetivos de la Reforma, sustituir trabajadores altivos con derechos, por trabajadores agachados con contratos basuras.”

domingo, 18 de marzo de 2012

El mito de la guerra buena




Excelente ensayo sobre el papel de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial del historiador belga Jacques R. Pauwels.
La mayoría de trabajos sobre el conflicto bélico asumen la premisa de que el país americano se convirtió en adalid de los ideales de democracia, libertad y justicia (“Carta del Atlántico”, firmada por F.D. Roosvelt y W. Churchill). Asimismo, el cine de Hollywood se ha encargado exitosamente de propagar esas ideas.
Sin embargo, en este estudio se pretende demostrar que las políticas interior y exterior de país americano estuvieron –y están- guiadas por intereses industriales, comerciales y financieros privados. Los intereses de la élite del poder americana que tan bien ha descrito Charles Wright Mills.
En un primer momento esos intereses estuvieron mejor servidos desde la neutralidad comerciando tanto con los aliados como con los nazis. No olvidemos que los EEUU tardaron más de dos años en entrar en guerra, y si lucharon contra el nazismo fue porque el apoyo al Reino Unido les abría mayores perspectivas de negocio en las colonias británicas y en propio país británico.
La guerra fue para EEUU maravillosa. Puso en marcha toda la maquinaria industrial americana permitiéndoles salir de la Gran Depresión de los años treinta. Sólo el ejército absorbió a millones de hombre y mujeres; 16 millones se alistaron, muchos para tener empleo.
El pleno empleo acarreó demanda de mejoras salariales, hubo multitud de huelgas –muchas prohibidas- y aumentaron considerablemente los salarios.
Por primera vez los trabajadores americanos se encontraban en condiciones de igualdad con sus jefes, de demandar mejores sueldos y mejores condiciones laborales. Por supuesto, no negociaron individualmente sino a través de la negociación colectiva, los sindicatos. Los trabajadores comenzaron a entender y experimentar las ventajas de la solidaridad y la organización.
La élite del poder aprendió dos lecciones importantes: que la explosión económica de los años cuarenta provocada por la guerra podía suponer elevados beneficios, pero también que un virtual pleno empleo daba al mundo laboral muchas ventajas: la huelga era un arma extremadamente efectiva.
Es entonces cuando los patrones de EEUU y del mundo descubren una fórmula infinitamente más ventajosa para ellos: mantener una permanente crisis económica, que bien manejada, combinara elevados beneficios con altos niveles de desempleo. Un modelo que permite contratar a tiempo parcial, pagar salarios bajos y ofrecer peores condiciones laborales, en otras palabras, la precarizar el mercado laboral.
Todo esto nos resulta muy familiar ahora, ¿verdad?

Me he referido en esta reseña a la lucha de clases, pero el ensayo trata también de otros aspectos. El papel fundamental de la Unión Soviética en la derrota de los nazis; la demonización (y utilización) de la misma URSS ya en la Guerra Fría por parte de los EEUU para combatir las ideas de izquierda y para alimentar a la industria armamentística; los negocios de empresas norteamericanas como Coca-Cola, Opel (de General Motors), Ford, IBM, Standard Oil, etc. con la Alemania nazi, incluso durante la guerra; la exculpación en los juicios de Nüremberg de los capitalistas alemanes que financiaron a los nazis; el papel de Japón, etc.
En definitiva, un libro muy recomendable que, además de aportar luces sobre una guerra tan manipulada por la Historia oficial, nos ofrece algunas claves para entender el momento actual.

domingo, 4 de marzo de 2012

La porra y el libro




Los sucesos de Valencia han traído a nuestra retina una imagen muy estimulante: policías blandiendo sus porras –y probando su resistencia-, y estudiantes mostrando sus únicas armas, los libros. Fotografías, videos y humor gráfico han retratado esa lograda y triste metáfora.
La eterna lucha entre la fuerza bruta y la razón. Entre quienes tratan de esgrimir argumentos razonables y quienes tratan de imponerse por la fuerza, en este caso el Estado, monopolio de la violencia legal.

Evidentemente, se trata de una caricatura: seguramente no todos los estudiantes serán tan lúcidos como Sánchez Dragó (¡ejem!) y, es más que probable que entre los policías haya más de un licenciado universitario al que la sociedad no le ha ofrecido otra cosa que defender el orden, quiero decir el orden establecido; un espacio donde no hay lugar para el diálogo.

¿Quién no recuerda aquella mole humana, cientos de kilos de carne de aspecto terrorífico que jugaba de pivot al baloncesto, que intimidaba a sus adversarios solo con la mirada? Pat Ewing, que daba miedo hasta por televisión, era licenciado en Bellas Artes.
Es posible que entre los policías hubiese también algún licenciado en Bellas Artes. Y lector de Thomas de Quincey.

Algunos dirán, en descargo de las Fuerzas de Seguridad del Estado (represor), que los policías no son más que probos funcionarios que tratan de cumplir su labor lo mejor que hieren, que obedecen órdenes. Y tienen razón, hasta cierto punto. En Grecia, un país que está solo un poquito más allá de Valencia, ya ha habido policías que se han negado a cargar contra el pueblo.

Todo sea que el El Corte Inglés, que siempre está ideando maldades para incitar al consumo –el último, “ya CASI es primavera en El Corte Inglés”- no vaya a inventar algo conmemorando “el día del libro y la porra”. No quiero dar ideas. Yo seguiré quedándome con mi Sant Jordi: con sus libros y con sus rosas.