sábado, 12 de diciembre de 2015

¿Sueñan los ancianos con urnas eléctricas?




The Water is Wide

                                                                                  Canción tradicional celta



Cuando yo era niño, o tal vez adolescente, no recuerdo bien, vi por televisión una película que me sobrecogió sobremanera. No recuerdo el título, ni los actores, ni el director, ni nada. Seguramente se trataba de una película mediocre o de un film para televisión porque jamás he vuelto a verla, ni a saber de ella.
La historia transcurría en una sociedad futura, donde, gracias a los avances de la medicina, los viejos no se morían ni a tiros. El gasto social era tan insostenible -¿les suena el argumento?- que el Estado, todo legalmente, por supuesto, se encargaba de retirar a esa ingente masa de seres improductivos.
Al alcanzar cierta edad los venerables ancianitos eran invitados a unas vacaciones pagadas en un crucero de lujo. Organizadas por un IMSERSO generoso, todo hay que decirlo, el barco, cargado de seniors, levaba anclas y emprendía un maravilloso y postrero crucero de placer.
¿Recuerdan la serie “Vacaciones en el mar”? Pues lo mismo, pero en este caso los clientes nunca retornaban a puerto. El barco regresaba vacío –salvo la tripulación, claro- para embarcar a una nueva remesa de viejos improductivos que también serían retirados. Y así sucesivamente.
Ese último y definitivo viaje no sólo era legal, sino que además era socialmente consabido y aceptado.
Así, de tan inhumana forma, las sociedades futuras habían solucionado la problemática del enorme gasto social generado por  la tercera edad.

Todo esto viene a colación porque ayer me acordé de esa película. Estaba leyendo un artículo de opinión donde se decía que, según los estudios sociológicos, el voto cautivo del PP se encuentra en las franjas de mayor edad.
Así que los viejos puede que ya no sean "productivos", pero son enormemente útiles al PP, y, en menor medida, al PSOE.
Gracias –es un decir- a nuestros mayores es probable que el PP gane, again, en las próximas elecciones del 20 de diciembre.
El estudio decía que si sólo votaran los menores de 55 años, el PP pasaría a ser tercera fuerza política, y que si sólo lo hicieran los menores de 45 –¡tampoco hay que pasarse!- pasarían a ser la cuarta fuerza política. Tentador, ¿eh?

El lector o lectora inteligente ya habrá establecido macabras conexiones entre la película futurista, y una posible solución para el cambio político.

A mí matarlos me parece excesivo, sinceramente, pero ¿qué tal organizarles unas vacaciones que coincidan con la cita electoral? ¡Con lo bien que se debe estar en Canarias por estas fechas!
Sin ánimo de ofender, yo sueño con un mundo mejor, sólo me pregunto si los ancianos también sueñan…