The Water is Wide
Canción
tradicional celta
Cuando yo era niño, o tal vez adolescente,
no recuerdo bien, vi por televisión una película que me sobrecogió sobremanera.
No recuerdo el título, ni los actores, ni el director, ni nada. Seguramente se
trataba de una película mediocre o de un film para televisión porque jamás he
vuelto a verla, ni a saber de ella.
La historia transcurría en una
sociedad futura, donde, gracias a los avances de la medicina, los viejos no se
morían ni a tiros. El gasto social era tan insostenible -¿les suena el
argumento?- que el Estado, todo legalmente, por supuesto, se encargaba de retirar a esa ingente masa de seres
improductivos.
Al alcanzar cierta edad los
venerables ancianitos eran invitados
a unas vacaciones pagadas en un crucero de lujo. Organizadas por un IMSERSO
generoso, todo hay que decirlo, el barco, cargado de seniors, levaba anclas y emprendía un maravilloso y postrero crucero
de placer.
¿Recuerdan la serie “Vacaciones
en el mar”? Pues lo mismo, pero en este caso los clientes nunca retornaban a
puerto. El barco regresaba vacío –salvo la tripulación, claro- para embarcar a
una nueva remesa de viejos improductivos que también serían retirados. Y así sucesivamente.
Ese último y definitivo viaje no
sólo era legal, sino que además era socialmente consabido y aceptado.
Así, de tan inhumana forma, las
sociedades futuras habían solucionado la problemática del enorme gasto social
generado por la tercera edad.
Todo esto viene a colación porque
ayer me acordé de esa película. Estaba leyendo un artículo de opinión donde se
decía que, según los estudios sociológicos, el voto cautivo del PP se encuentra
en las franjas de mayor edad.
Así que los viejos puede que ya no
sean "productivos", pero son enormemente útiles al PP, y, en menor medida, al
PSOE.
Gracias –es un decir- a nuestros
mayores es probable que el PP gane, again,
en las próximas elecciones del 20 de diciembre.
El estudio decía que si sólo
votaran los menores de 55 años, el PP pasaría a ser tercera fuerza política, y
que si sólo lo hicieran los menores de 45 –¡tampoco hay que pasarse!- pasarían
a ser la cuarta fuerza política.
Tentador, ¿eh?
El lector o lectora inteligente
ya habrá establecido macabras conexiones entre la película futurista, y una
posible solución para el cambio político.
A mí matarlos me parece excesivo,
sinceramente, pero ¿qué tal organizarles unas vacaciones que coincidan con la
cita electoral? ¡Con lo bien que se debe estar en Canarias por estas fechas!
Sin ánimo de ofender, yo sueño
con un mundo mejor, sólo me pregunto si los ancianos también sueñan…
Me encanta
ResponderEliminarQue se repitan las elecciones y los manden de crucero!!!!
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