sábado, 24 de febrero de 2018

Una tarde con Carla





El otro día mi mujer y yo tuvimos secuestrada a nuestra sobrina Carla por unas horas. Sólo en contadísimas ocasiones podemos disfrutar de su compañía a solas. Mi mujer, que es muy cariñosa, aprovecha para abrazarla, besarla, decirle lo mucho que la quiere, etc.  hasta saciarla y más allá. Y yo experimento con eso de hablar con niños, que es curioso.

Carla tiene nueve años, casi diez, y, mi mujer sostiene que esa niña es mi sobrina favorita. No lo creo. ¿Sólo porque es con la más me gusta estar? ¿Sólo porque siempre hago referencia a ella en detrimento de los otros hermanos? ¿Sólo porque digo esto para Carla? ¿Sólo  porque su nombre es el que más pronuncian mis labios?¡Bobadas!, quiero a los tres por igual; a Carla, al otro y al otro.

La recogemos de una actividad extraescolar, baloncesto. La llevamos a la cafetería del Grupo, el club deportivo donde hace deporte. Le damos de merendar, un zumo de naranja, no quiere comer nada, aunque lleva un bocadillo en la mochila. Y, finalmente, la llevamos a la siguiente actividad, voleibol.  Esto mismo lo hace martes y jueves; lunes, miércoles y viernes va a gimnasia. No me extraña que los niños de hoy en día estén estresados.

Durante la merienda aprovechamos para interactuar con ella. Yo le pregunto qué tal el cole,  y dice que bien, sin pasión. ¿Qué asignatura te gusta más? Lengua, responde. ¿Qué has aprendido últimamente? Pues lo de las palabras homófonas.  Hago ver no que no he entendido bien para gastar una broma  que, en realidad, va dirigida a mi mujer. ¿Palabras homófobas, dices? Ella me mira con cara rara, y repite pacientemente ho-mó-fo-nas.  Ah, bien, le pregunto que qué es eso. Pues palabras que se suenan igual pero que se escriben diferentes. Me pone varios ejemplos: vaca/baca, olla/hoya,…

Pasamos a la geografía. ¿Te sabes los continentes? Titubea…Europa, Asia,…La ayudo. Le recito la famosa lista de los cinco continentes que todos aprendimos de pequeños, pero rápidamente me corrijo. Me vendría bien un mapamundi en estos momentos. Le advierto que, aunque en el cole le digan que Europa y Asia son dos continentes, en realidad es uno, Eurasia. Si un continente es una masa enorme de tierra rodeada de mar, Eurasia es nuestro continente.

¡Cuántas cosas se aprenden mal de pequeño y luego cuesta una vida desaprenderlas para tratar de aprenderlas bien!

Me apiado de la niña: no te compliques, Carla, si te preguntan en un examen pon lo que te digan en la escuela.

Seguimos hablando de sociales, me dice que también ha aprendido los conceptos (lógicamente no utiliza la palabra “concepto”) de democracia y de monarquía parlamentaria. ¡Boom!

Resoplo. Miro a mi mujer y ella me sonríe con complicidad. ¿Qué hacemos? Le pregunto con la mirada. Ella me responde con palabras que son casi las cinco y media, que hay que llevarla a voleibol.

Mejor, pienso, que se divierta un poco…