sábado, 12 de marzo de 2016

Se equivocó la paloma







Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.

                                                                                               Rafael Alberti




Oigo a María Teresa Rodríguez, de Podemos, decir que repetir las elecciones sería transmitir a la ciudadanía el mensaje de que los ciudadanos se han equivocado al votar, y de que tienen que volver a hacerlo, esta vez correctamente. Y que eso es absurdo: ¿cómo se puede afirmar que los españoles se han equivocado?

La verdad es que suena extraño, divertido pero extraño. Eso supone tratarnos de idiotas; y una cosa es que lo seamos, y otra bien distinta es que te lo restrieguen.

Para empezar me parece que la frase contiene un error de enunciado: ese, bastante habitual, por cierto, de atribuir características comunes a un conjunto heterogéneo de individuos. Me recuerda esas estúpidas encuestas donde se hacen preguntas tales como: ¿los españoles saben ligar? Si me preguntaran, arquearía las cejas y diría algo así como: pues los hay que sí y los hay que no; ¿haces algo este sábado?

Llegados a este punto, y descartando, por absurdo, un “error del conjunto” sí cabría preguntarse si hay votantes que se han “equivocado” al votar. No me refiero a que se hayan confundido al meter la papeleta en el sobre, que también los habrá, sino que voten a una opción política que va en contra de sus intereses. Por supuesto. Y hay abundante literatura científica que avala esta tesis. De hecho, me parece que es la norma en todas las democracias liberales, por aquello de la hegemonía cultural (Antonio Gramsci y otros).

Tengo familiares, amigos y conocidos que, desde mi punto de vista, y acorde con su status socio-económico, han votado a opciones políticas que, reitero, en mi opinión, son perjudiciales para sus propios intereses, y para los de la mayoría social del país. Votantes, algunos confesos y gozosos, otros más más inhibidos –algo de mala conciencia deben tener- que han votado al PP, al PSOE o a Ciudadanos.

Si finalmente hay nuevas elecciones tienen una magnífica oportunidad de redimirse, de no volver a “equivocarse”, de no ir al norte cuando querían ir al sur, de no creer que mar era el cielo y la noche, la mañana...