domingo, 20 de octubre de 2013

Falsos ídolos: El Gran Wyoming

Observo en Internet una campaña de apoyo al conocido comunicador José Miguel Monzón Navarro, conocido como “El Gran Wyoming” a raíz de una supuesta maniobra del Partido Popular para “cargárselo”, como ya hiciera con el programa “Caiga quien caiga”.
De entrada, si es cierta esa maniobra de los populares sería ciertamente denunciable. No debe admitirse en democracia que ningún periodista pueda ser censurado, vetado o eliminado. Ninguno.
Pero mi post de hoy va por otra vereda.
Las razones que suelen esgrimir quienes apoyan al Gran Wyoming se basan en aspectos como su valentía, su crítica constante, su agudeza, su papel como azote de los poderosos, etc. Me parece que para muchas personas de este país Wyoming se ha convertido en estandarte de la izquierda. ¡Qué lástima!

No sigo habitualmente “El Intermedio”, pero he visto suficientes programas como para haberme forjado una opinión.
Admito que tiene aspectos positivos: El humor como hilo conductor; una muy buena utilización de la hemeroteca para evidenciar las contradicciones en que muchas veces incurren los políticos en sus declaraciones, y en sus acciones;  las incisivas entrevistas de Gonzo; la aportación de evidencias que desnudan algunas mentiras, etc.
Pero, en mi opinión, el Gran Wyoming dista mucha de ser lo que sus seguidores creen.
He aquí algunas de mis críticas:
A mí me gustaría que todo ese dechado de virtudes que despliega cuando critica al Partido Popular lo mostrase también para con el PSOE, tanto cuando gobierna como cuando oposita (cuando está en la oposición también existe, aunque ni se le vea, ni se le espere).
El programa de Wyoming, siguiendo la tendencia de los Mass Media de este país, ha contribuido denodadamente a fomentar el tan pernicioso bipartidismo. En el programa de La Sexta uno tiene la sensación de que solo existen PP y PSOE. Recuerdo, a modo de ejemplo, una entrevista que le hizo Tahis Villas a creo recordar la actriz Lola Herrera en vísperas de unas elecciones generales. La reportera, con su habitual desparpajo, le preguntó a bocajarro a la invitada: “¿A quién vas a votar, al PP o al PSOE?”. La actriz, mostró ser rápida de reflejos y respondió sin dilación y con firmeza (y enfado): “¿Por qué voy a tener que votar al PP o al PSOE?, a lo mejor voto a otro…”
Tampoco puedo olvidar la mofa que en distintos programas ha mostrado Wyoming y sus colaboradores necesarios para referirse a Hugo Chávez y a Venezuela. El tono jocoso utilizado habría despertado la envidia de “El Mundo”, “La Razón” o “Intereconomía”, por citar solo algunos.
Sus críticas se dan siempre dentro del sistema, de las “las reglas del juego”, seguramente porque él está cómodo dentro de este sistema.
Cuando las reglas del juego son manifiestamente injustas, es preciso ampliar el prisma, y empezar a cuestionárselo todo, absolutamente todo, no dar nada por sentado…

Por estas razones, entre otras, a mí no me vale. Y si los referentes periodísticos de la izquierda de este país pasan por personajes como El Gran Wyoming,  Àngels Barceló o Iñaki Gabilondo, que Marx nos pille confesados.


sábado, 12 de octubre de 2013

12 de octubre, orgasmo nacional

Cantaba el gran  Georges Brassens “que cuando la fiesta nacional él se queda en la cama igual y que la música militar nunca le supo levantar”. La fiesta nacional francesa, le 14 juillet, le debía repeler tanto como a mí el 12 de octubre. Con el agravante, para los españoles, de que al menos el 14 de julio simboliza el inicio de una Revolución contra los estamentos privilegiados del Antiguo Régimen, mientras que la fiesta española conmemora el inicio de la invasión, el saqueo y el expolio de América.
A mí hoy, 12 de octubre, no me ha despertado la música militar, pero sí los gemidos de placer de unos vecinos que han decidido celebrar la fiesta desde bien temprano.
Por la distribución de mi casa he colegido que debe tratarse de un matrimonio mayor que vive debajo de nosotros. A veces tendemos a pensar que los viejos no hacen esas cosas, pero no, ahí estaban el abuelo y la abuela en plena efervescencia nacional.
Escuchaba con atención y curiosidad científica, preguntándome cuál debe ser no ya la esperanza de vida en este país, sino cuál debía ser la esperanza de seguir con vida a determinadas edades.
Cuando la pareja acabó el acto debía de seguir con vida, pues a continuación se oyó el ruido de un grifo abierto, el bidet, supongo, y posteriormente alguien que orinaba.
Bien, esta pareja ya he tenido su momento de gloria; el año que viene otro, ¿vale?.
Pues no, cuando todavía no me había repuesto de mi sorpresa, vuelvo a escuchar de nuevo esos gemidos inconfundibles. ¡Dios mío! ¿van a hacer un doblete? ¿O serán tal vez otros vecinos que no pudiendo ya dormir por la música militar han decidido quedarse en la cama igual?
Temo que el paroxismo patriótico se extienda por todo el vecindario y yo ya no pueda dormir más. ¡El caso es joder!

Felicidades a todas las Pilares, que ellas no tienen la culpa de nada de esto.