domingo, 18 de marzo de 2012

El mito de la guerra buena




Excelente ensayo sobre el papel de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial del historiador belga Jacques R. Pauwels.
La mayoría de trabajos sobre el conflicto bélico asumen la premisa de que el país americano se convirtió en adalid de los ideales de democracia, libertad y justicia (“Carta del Atlántico”, firmada por F.D. Roosvelt y W. Churchill). Asimismo, el cine de Hollywood se ha encargado exitosamente de propagar esas ideas.
Sin embargo, en este estudio se pretende demostrar que las políticas interior y exterior de país americano estuvieron –y están- guiadas por intereses industriales, comerciales y financieros privados. Los intereses de la élite del poder americana que tan bien ha descrito Charles Wright Mills.
En un primer momento esos intereses estuvieron mejor servidos desde la neutralidad comerciando tanto con los aliados como con los nazis. No olvidemos que los EEUU tardaron más de dos años en entrar en guerra, y si lucharon contra el nazismo fue porque el apoyo al Reino Unido les abría mayores perspectivas de negocio en las colonias británicas y en propio país británico.
La guerra fue para EEUU maravillosa. Puso en marcha toda la maquinaria industrial americana permitiéndoles salir de la Gran Depresión de los años treinta. Sólo el ejército absorbió a millones de hombre y mujeres; 16 millones se alistaron, muchos para tener empleo.
El pleno empleo acarreó demanda de mejoras salariales, hubo multitud de huelgas –muchas prohibidas- y aumentaron considerablemente los salarios.
Por primera vez los trabajadores americanos se encontraban en condiciones de igualdad con sus jefes, de demandar mejores sueldos y mejores condiciones laborales. Por supuesto, no negociaron individualmente sino a través de la negociación colectiva, los sindicatos. Los trabajadores comenzaron a entender y experimentar las ventajas de la solidaridad y la organización.
La élite del poder aprendió dos lecciones importantes: que la explosión económica de los años cuarenta provocada por la guerra podía suponer elevados beneficios, pero también que un virtual pleno empleo daba al mundo laboral muchas ventajas: la huelga era un arma extremadamente efectiva.
Es entonces cuando los patrones de EEUU y del mundo descubren una fórmula infinitamente más ventajosa para ellos: mantener una permanente crisis económica, que bien manejada, combinara elevados beneficios con altos niveles de desempleo. Un modelo que permite contratar a tiempo parcial, pagar salarios bajos y ofrecer peores condiciones laborales, en otras palabras, la precarizar el mercado laboral.
Todo esto nos resulta muy familiar ahora, ¿verdad?

Me he referido en esta reseña a la lucha de clases, pero el ensayo trata también de otros aspectos. El papel fundamental de la Unión Soviética en la derrota de los nazis; la demonización (y utilización) de la misma URSS ya en la Guerra Fría por parte de los EEUU para combatir las ideas de izquierda y para alimentar a la industria armamentística; los negocios de empresas norteamericanas como Coca-Cola, Opel (de General Motors), Ford, IBM, Standard Oil, etc. con la Alemania nazi, incluso durante la guerra; la exculpación en los juicios de Nüremberg de los capitalistas alemanes que financiaron a los nazis; el papel de Japón, etc.
En definitiva, un libro muy recomendable que, además de aportar luces sobre una guerra tan manipulada por la Historia oficial, nos ofrece algunas claves para entender el momento actual.

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