domingo, 29 de septiembre de 2024

La semilla de Santiago

 



Cuando hablamos de artistas, es un lugar común separar la genialidad del artista de su biografía; segregar su obra creativa, por la que es conocido y reconocido, de su vida. De esta manera tratamos de vencer los prejuicios que entelarían el disfrute y el reconocimiento de la valía en un campo determinado de seres infames o, cuanto menos, sospechosos. No pondré ejemplos negativos (me siento magnánimo) y sí uno de esos casos en los que me merece tanta admiración su obra como su persona. Cuanto más escucho a Santiago Auserón –y cuando digo escucho no me refiero únicamente a sus canciones, sino a la coherencia y honestidad que transmite en sus entrevistas- más admiro al artista y a la persona.

Seguramente mi interés por (re)descubrir a este trovador moderno guarde relación con la grata velada que pasamos este verano unos amigos en ese escenario maravilloso que es el faro de Calella. Era la primera vez que escuchaba a Santiago Auserón/Juan Perro en una audición en directo. La sencillez de una voz y una guitarra fueron suficientes para embriagarnos en una noche de verano.

Como no es necesario explicar, el primer conocimiento del artista lo tuvimos todos a través de Radio Futura, uno de esos grupos emblemáticos de la movida madrileña de los años ochenta. En aquella época bailábamos, cubata en ristre, al son de Escuela de calor, El canto del gallo, Semilla negra o La negra flor. Tuve un amigo que se apellidaba Simón, y cuando en el local de turno ponían El tonto Simón, no podía evitar cantarle a su cara aquello de eres tonto Simón y no tienes elección. Ambos reíamos, tenía buen carácter mi amigo.

Repaso sucintamente algunas impresiones mías sobre la obra de Santiago Auserón.

Etapa de RADIO FUTURA

En 1980 se publica Música moderna, el primer álbum de estudio del grupo. No se devastaron el cerebro para el título. De este disco recordarán la pegadiza Enamorado de la moda juvenil. Canciones, que como delata el título de la mencionada, estaban pensadas para un público juvenil; la mayoría compuestas por Herminio Molero. De este disco renegaría Radio Futura. Yo he tenido suficiente con escucharlo una vez. (En realidad, lo he escucha dos veces para cerciorarme).

En 1984 se edita La ley del desierto/La ley del mar. De este disco yo me quedo con Escuela de calor y sobre todo esa joya llamada Semilla negra. Por cierto, me debato entre si me gusta más la versión latina de Auserón o la versión de Marlango, con la deliciosa melancolía que destila Leonor Watling. Supongo que depende de how I feel.

En 1985 aparece De un país en llamas. Destacaría No tocarte, El tonto Simón y En el chino.

1987 es el año del para muchos –para mí también- del mejor disco de Radio Futura: La canción de Juan Perro. ¿Quién no ha bailado o cantado al son de A cara o cruz, La negra flor, Anabel Lee, Luna de agosto, 37 grados o La mala hora?

En 1988 se edita Escuela de calor. El directo de Radio Futura. Único álbum en directo del grupo. No faltó la polémica, entre otras razones por los arreglos de estudio que, según el propio Auserón, le hizo perder frescura y naturalidad. Claro, ¡qué esperaba!

1990 es el año de Veneno en la piel. Entre mis canciones favoritas, obviamente, la que da título al álbum, así como Condena de amor, El amigo desconocido, y Corazón de tiza.

Posteriormente se publicaron recopilatorios (Tierra para bailar, 1991; Paisajes eléctricos, 2004; La Canción de Juan Perro - Reedición 25º Aniversario, 2013;

 

Como JUAN PERRO

El trovador Juan Perro se viste de son cubano en Raíces al viento, 1995. Curioso.

En 1997 eclosiona uno de mis preferidos: La huella sonora, I can´t stop listening to it. Me preguntaron cuál era mi preferida, me quedé sin poder contestar y me voy haciendo cargo de que sigo obstinado en mi error

Mr. Hambre, aparece en 2000, sin ser de mis preferidos rescato Charla del pescado.

En 2002, otro de mis favoritos: Cantares de vela. Es especial para mí porque lo asocio a mi estimado amigo Jordi Agustí que me lo doy a escuchar por primera vez. Él hace tiempo que ya no está entre nosotros. No más lágrimas

En 2006 Santiago y Luis Auserón versionan clásicos del Rock and Roll en Las malas lenguas. Curioso.

Río Negro, 2011. Otro gran disco, y ya van unos cuantos. A destacar: Río negro, Duerme zagal (una nana, no se me duerman), El canto del mirlo o El forastero.

En 2012, Juan Perro y la Zarabanda, músicas de la tradición afrohispana donde versiona canciones suyas y el clásico Blueberry Hill. Un buen disco.

En 2013, vuelta a la música latina, muy sabrosona con Sesiones con Sí son, con José Fors.

En 2016 muestra un tono más intimista con El viaje donde nuevamente versiona canciones propias.

En 2018, Vagamundo, un disco osado donde retoma canciones suyas con una orquesta sinfónica. Un experimento atrevido, sin duda, pero exitoso. Me agrada desde la primera nota hasta la última. Versiones preciosas de La misteriosa, El forastero, No más lágrimas, El mirlo del pruno o Duerme zagal. O cualquier otra, no nos pongamos escogidos.

2020 es el año de Cantos de ultramar, más versiones propias, esta vez a ritmo de jazz.

At last but not least, Libertad (2022). Vuelta a ritmos caribeños.

Estas son más o menos mis opiniones sobre la obra de un artista por el que, ya lo habrán sospechado, siento verdadera admiración. Me gusta cuando canta rock latino, cuando cuanta son cubano, cuando canta blues, cuando hace jazz, cuando canta mambo, cuando canta un chachachá, cuando canta una ranchera, cuanto hace copla y hasta cuando canta una jota.

Para saber más pueden visitar su página web https://www.lahuellasonora.com/


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