lunes, 4 de marzo de 2013

Miren Etxezarreta, conferencia en Gijón

Algunas notas a la conferencia: ¿Qué está pasando en la economía española?.


El dia 24 de enero pasado asistí a una conferencia de la profesora de economía aplicada Miren Etxezarreta en el “Antiguo Instituto” de Gijón.
En algún lugar nos cuenta que empezó a estudiar economía porque quería saber por qué había ricos y pobres; que en la facultad no aprendió mucho, y que ahora, después de muchos años empieza a entenderlo.
La charla fue muy instructiva; desgraciadamente no puedo hacer una transcripción de todo lo que contó; entre otras cosas porque se apoyó en abundante material (gráficos, fotografías,…). Así pues me limitaré a esbozar algunas de las ideas introductorias que resultaron también muy interesantes.
Sin más, transcribo con la máxima fidelidad -que es muy poca por lo limitado de mi memoria- algunas ideas de Miren Etxezarreta que, por cierto, comparto plenamente.


¿Para qué sirve el Estado? Entendiendo por Estado toda la red que comprende gobiernos (central, autonómico, local), Administraciones (las mismas), organismos públicos, etc.
En la escuela suelen contarnos que el Estado es, entre otras cosas, un árbitro para dirimir los conflictos entre las personas. Se caracterizaría por ser un ente “neutral”.
Bien, como en tantas otras ocasiones la verdad oficial no se corresponde con la realidad.

El Estado, dice la profesora Etxezarreta, sirve fundamentalmente para reproducir el mismo tipo de sociedad que lo sustenta, sea la que sea. Por ejemplo, en 1991 en la Unión Soviética el Estado fue incapaz de reproducir ese tipo de sociedad.

En toda sociedad hay clases dominantes y clases dominadas. El Estado, pues, reproduce ese mismo esquema contentando a las clases dominantes. Es cierto, también, que tampoco le interesa que las clases dominadas se enfaden “demasiado”; por eso en ocasiones observamos algunos “gestos” para calmarlas; el último, una disposición legislativa que ofrecía una prórroga para los parados a los que se les ha acabado el subsidio por desempleo.

Para que la población acepte un tipo de sociedad determinada el Estado utiliza varias estrategias, entre ellas:

La legitimización ideológica: cuenta como ejemplo cuando ella era niña y en el colegio rezaban por la conversión de pobres rusos, ateos y comunistas. Parece que con el tiempo sus plegarias fueron escuchadas.

La legitimización económica: el consabido argumento aquel de que el capitalismo no es perfecto (lo admiten sus defensores), en fin, que tiene sus defectillos, pero que es el mejor sistema posible; que ha elevado el nivel de vida del grueso de la población (eso es cierto), y que ya vemos que no hay alternativa, a tenor de lo visto con los ensayos comunistas.

Cuando la legitimación falla, o sea mantener a la población por medios pacíficos, el Estado no tiene inconveniente en utilizar la violencia (tiene el monopolio legal). Así la policía se convierte en un cuerpo represor, y se establecen leyes que limitan la capacidad legal para manifestarse, se persigue la disidencia, etc.

Cuando las clases dominantes temen que el Estado ya no les mantenga sus privilegios, es entonces cuando estas clases rompen la baraja. Dos ejemplos muy claros: España, 1936. Los grupos privilegiados -grandes propietarios agrarios y capitalistas industriales- temieron perder su status quo. Por tanto, auspiciaron o apoyaron -como la Iglesia católica- un golpe de Estado, con la consiguiente Guerra Civil y la posterior dictadura franquista.

Algo similar ocurrió cuando el legítimo gobierno de Salvador Allende en el Chile de 1973 fue derrocado por el golpe de Estado de Augusto Pinochet, instaurándose una dictadura que acabó con las políticas sociales y sometió al pueblo a una terrible represión.

La dicotomía entre Estado y mercado, o dicho de otro modo, sector público/sector privado ha existido desde que existen sociedades. El algunos momentos históricos y territorios ha tenido mayor protagonismo el sector público, en detrimento del privado, y en otros ha predominado el sector privado sobre el público.

Entre 1945 y 1975, por poner unas fechas aproximadas, se avanza en potenciar los sectores públicos de los Estados, tanto en Europa occidental como en EEUU. El Estado es enormemente intervencionista, y ello es visto como algo positivo bajo el pensamiento económico dominante, que es el keynesianismo.

A partir de los años setenta y progresivamente se van imponiendo en economía las ideas neoliberales que proclaman la superioridad absoluta de lo privado, y el desprestigio de lo público.

La puesta en práctica en Europa y EEUU de las políticas neoliberales llega de las manos de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan, y en otras latitudes con los experimentos tan devastadores como los de Chile, Brasil o Argentina.

En la actualidad el poder está en manos del gran capital financiero e industrial, que utiliza organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial para obligar a los gobiernos a adoptar políticas neoliberales.

Los gobiernos, no obstante, tienen cierto margen de maniobra, por tanto tienen también su parte de responsabilidad.

La crisis, sigue contando la profesora Etxezarreta, es algo que evoluciona, no es algo estático. En 2007 explotó la crisis financiera, más tarde se contagió al resto de la economía –crisis económica (de la actividad productiva)-, y ahora estamos en la crisis de la deuda pública. Y seguirá evolucionando.

Lo que parece claro es que las consecuencias de la crisis, o mejor dicho, de las políticas que se están implementado para combatirla, están haciendo mucho daño a la mayor parte de la población; y todo para beneficiar a unos pocos, a los más ricos.

Sin descargar culpa a los políticos (es más, insiste en que tienen su margen de maniobra pero muchas veces no lo utilizan), Miren Etxezarreta quiere señalar a los verdaderos culpables son los propietarios de la riqueza, los dueños del capital, y que, cómodamente, ven los toros desde la barrera pues casi nadie les señala a ellos. Estos manejan los hilos de los políticos que a su vez despliegan sus hilos sobre la población.


La charla dio mucho más de sí; la profesora aportó gráficas y fotografías que fue comentando, y que entraron de lleno en tratar de responder a la pregunta que da título a la conferencia.

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