Como cada domingo intento no perderme el programa de Jordi Évole “Salvados”. Siempre encuentro algo criticable, pero en general pienso que es de lo poco interesante que queda en televisión.
El programa de ayer sobre la viabilidad de las pensiones adoleció de haber entrevistado a un economista que no nos contó toda la verdad sobre el sistema público de pensiones. El profesor de la Universidad de Barcelona Diego Valero explicó de manera muy didáctica, eso sí, los problemas de la inversión de la pirámide poblacional. Esgrimió, como se hace siempre que se alegan razones demográficas, la relación entre el número de personas que cotizan y el número de pensionistas; como si fueran cabezas de ganado. Haciendo ver el peligro de que cada vez haya menos personas cotizantes que deban “sostener” a más perceptores de pensiones.
Este es un argumento muy manido y en parte acertado, pero tiene un problema: es incompleto. Los que se limitan a la hablar de la cuestión demográfica parecen olvidar la variable PRODUCTIVIDAD; ni la mencionan. El argumento demográfico podría ser válido si la productividad no variase nunca, fuese siempre igual. Pero no es así: a lo largo de la historia la productividad del trabajador –y de la sociedad, en general- ha ido aumentando; y se prevé que siga en aumento. El desarrollo tecnológico y la mejor formación del trabajador permiten al trabajador producir más en el mismo tiempo.
Por cierto, Adam Smith aludía a esto en su obra “La riqueza de las naciones” con el ejemplo de la fábrica de alfileres. Gracias a las máquinas, decía el filósofo-economista, un trabajador podrá producir no sé cuantos miles de alfileres más por unidad de tiempo. Lástima que el bueno de Adam Smith no dijera que gracias a las máquinas un trabajador podría seguir produciendo el mismo número de alfileres que antes pero teniendo el trabajador que trabajar menos horas. Hubiese sido la otra opción, pero es que Adam Smith era un burgués, no un trabajador fabril, se comprende…
Pues bien, si en lugar de haber entrevistado al profesor Diego Valero, hubiesen elegido a otro economista más crítico, como Vicenç Navarro, Alberto Garzón Espinosa, Juan Torres López o Juan Francisco Martín Seco, seguramente cualquiera de ellos habría hablado también de la variable demográfica, que obviamente se debe considerar, pero también de su utilización interesada cuando se escamotea la variable productividad.
Además en el programa de ayer el profesor Valero, siguiendo el discurso oficial, nos habló de la “hucha” de las pensiones, del pacto de Toledo, etc.
Bien, ese es otro tema que merece ser desenmascarado. No es de recibo hacer creer a la población que nuestras pensiones dependen de la "caja" de la Seguridad Social, de lo que entre y salga de ella. La realidad es que el hecho de que haya dos cajas: una para la Seguridad Social y otra para el resto de gastos del Estado es una cuestión meramente contable; detrás de ambas está la misma entidad: el Estado. Por tanto, no hay ningún motivo para pensar que si fuera necesario tomar dinero de la caja de gastos generales para pagar las pensiones no se hiciera; se haría, llegado el caso. El Estado –al menos el Estado tal como está todavía hoy constituido- tiene la obligación de pagar pensiones dignas, cosa que el nuestro no hace, por cierto. En otros países las pensiones salen de los ingresos ordinarios del Estado como si fuera cualquier otra partida.
Mucho más suculenta me pareció la intervención del sociólogo alemán Antonio Brettschneider. Primero nos cuenta objetivamente lo que se está haciendo en Alemania, y luego nos da su opinión; y creo que lo clava.
Los planes de pensiones privados son un jugoso negocio que genera grandes beneficios a las empresas que trafican con los sueños de los trabajadores de tener una pensión digna. Lo habitual es que, salvo que se hayan hecho grandes aportaciones, y la mayoría de los trabajadores no pueden hacerlas, las pensiones privadas sean bastante magras. Eso sin tener en cuenta de que se trata de una lotería -es capital que ha jugado en bolsa- y se puede incluso perder dinero.
Al Estado, actualmente infundido de ideología neoliberal, le interesa fomentar las pensiones privadas para ir abandonando paulatinamente sus obligaciones. De esta manera se desentienden de esa importantísima partida en los presupuestos y contentan al gran capital financiero. Está todo pensado…
Así pues a la pregunta que da título a este post “¿De verdad son insostenibles las pensiones?, yo contestaría que en un país avanzado no tienen porque serlo; siempre y cuando mantengamos y profundicemos en el estado del bienestar.
El problema es que el estado del bienestar es incompatible con los deseos insaciables de beneficio de los capitalistas. O elegimos una cosa o la otra.
En economía al final siempre hablamos de lo mismo: cómo repartimos el pastel.
buen análisis. El mundo es maravilloso y con recursos para una vida digna para todos. Dado como está el sistema lo que cuenta para conseguir lo dicho es ser responsable de cada euro que gastamos y ganamos y así decidir qué mundo queremos.
ResponderEliminarno sé si ha quedado claro mi punto de vista.
saludos
César Ciria
Gracias, César, por tu comentario. Sí, entiendo lo que dices. La cuestión es que el mundo no faltan recursos para todo el mundo, la cuestión es cómo se reparten esos recursos. También es necesario reducir el consumo en el primer mundo, pues nuestro nivel de consumo sí es insostenible.
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