“Controlando
la información, el poder político persigue la homologación ideológica y
política, haciendo que los ciudadanos no aprendan nada que no sirva para
confirmarles las opinión que sus gobernantes quieren suscitar en ellos”
Condorcet
Bajo el título Poderes salvajes. La crisis de la democracia
constitucional, Luigi Ferrajoli hace
una síntesis excelente de ensayos ya publicados sobre el deterioro de la
democracia constitucional en Italia durante estos últimos años. Lo que cuenta
es extrapolable, en mayor o menor medida, al resto de democracias occidentales.
España no iba a ser menos.
Brevemente, casi
telegráficamente, intentaré esbozar algunas de las ideas que aparecen en este
breve -109 páginas- y sugerente libro.
Hilo argumental: la
constatación del deterioro democrático, el rechazo del Gobierno a la
Constitución de 1948 y al propio constitucionalismo. Mismo repudio en el plano
social y cultural.
EL PARADIGMA DE LA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL
La noción más
elemental de democracia es meramente procedimental: Responde a las preguntas:
¿Quién decide? y ¿Cómo decide? Decide el pueblo (o, más bien, sus
representantes), y se decide por la opción mayoritaria. En ningún caso se contempla la pregunta: ¿Qué decide? Así pues, el concepto de democracia, sin adjetivos, carece de una dimensión sustantiva.
En este escenario democrático es posible que se den
situaciones en que la mayoría tome decisiones injustas. Por ejemplo, que los negros no puedan entrar en ciertos
locales. Incluso es posible que la mayoría elija democráticamente a un líder que
acabe liquidando la propia democracia. Justamente eso es lo que ocurrió en los
años treinta con el fascismo italiano y el nazismo alemán.
Por ello, y previniendo
que eso no volviese a ocurrir, las Constituciones elaboradas a partir de la II
Guerra Mundial definieron una esfera de
lo indecidible, donde tienen cabida aquellos aspectos jurídicos sustantivos
que no deben someterse a decisión, y que quedan consagrados en las propias Constituciones (derechos de
libertad: de expresión, de información, de asociación, de reunión,..). Y,
también, una esfera de lo indecidible
que no, o sea lo que no es posible decidir que no (los derechos sociales:
salud, educación, pensiones,…).
Estas
Constituciones eran deliberadamente rígidas (en este caso para bien) para
garantizar esos derechos y libertades básicos a toda la población.
Cuando alguna
disposición legal contradice lo establecido en la Constitución se habla de antinomias, y cuando hay ausencias en
el desarrollo legislativo de aquellos principios básicos se habla de lagunas.
CRISIS POR ARRIBA DE LA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL
Los últimos años
estamos sufriendo continuas violaciones de la carta constitucional. Por ejemplo
mediante leyes ad personam,
impidiendo el enjuiciamiento penal de cargos electos; leyes que penalizan el estatus de clandestino, negando derechos
elementales a inmigrantes (salud, vivienda, reunificación familiar…),
recortando en educación o en sanidad, agrediendo a los sindicatos y
favoreciendo la precarización del trabajo, cercenando la libertad de prensa,
etc.
Se observan cuatro
factores que posibilitan en esta crisis:
1) El populismo: el
jefe como encarnación de la voluntad popular, el reforzamiento de los
ejecutivos y sus jefes en detrimento del Parlamente, el nombramiento de los
parlamentarios por los vértices (jefes) de los partidos, la deformación de la
democracia representativa (ya no se trata de recoger la pluralidad sino de
determinar el voto de la mayoría) o la relación gobierno/pueblo a través de la
televisión. Y, sin embargo, la omnipotencia del jefe como voz de la expresión
popular es anticonstitucional y antirrepresentativa.
2) Conflictos de
intereses en el vértice del Estado: confusión de la esfera pública y la esfera
privada. La alianza entre poderes públicos y poderes económicos privados (o
más bien, subordinación de los primeros a los segundos). Control y monopolio de
la información (especialmente de la televisión). La prensa ya no controla a los
poderes públicos sino al contrario. Y una feudalización de la política:
intercambio fidelidad/protección
3) Integración de
los partidos en las instituciones y pérdida de su papel de mediación
representativa. Se diluye la separación entre partidos e instituciones. Los
partidos políticos en lugar de ser organizaciones de la sociedad pasan a ser
órganos del Estado. Los parlamentarios devienen cortesanos y la aversión a la política
de los electores aumenta.
4) El control de la
información: dos patologías. El control político de algunos medios y el control
de los propietarios de los medios de información sobre la información, opiniones
y pensamiento, que pasan a ser meras mercancías; derechos y bienes
patrimoniales abandonados a la dinámica del mercado y de la política. No
existen garantías para el ejercicio de la libertad de prensa y la televisión es
el lugar decisivo para formar el sentido común y el consenso.
CRISIS POR ABAJO DE LA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL
Ferrajoli nos habla
aquí también de cuatro factores:
1)
Homologación de los que consienten
y denigración de los que disienten y de los diferentes (enemigos que mienten y
conspiran). Crecimiento del conformismo y de la indiferencia. Promoción de las
fracturas y ruptura de la solidaridad social. Miedo y racismo: sospecha y
desconfianza hacia los diversos; odio a los diferentes, desprecio a los débiles.
El miedo ha sido tradicionalmente un recurso del poder político. Ejemplo:
estadísticamente la delincuencia ha disminuido, pero la propaganda alarma como
si hubiese aumentado. Se estigmatizan categorías enteras de personas
(inmigrantes, gitanos, musulmanes, los del sur,..). Se les etiqueta como
sujetos peligrosos, delincuentes potenciales sobre los que recae la
desconfianza, la sospecha y la demanda de expulsión o de represión. Las leyes
promulgadas contra estos colectivos (represivas y discriminatorias) contradicen
un pilar básico del derecho: se castiga por lo que se ha hecho, no por
lo que se es.
Objetivo político de todo esto: dividir
y desarmar al conjunto de los trabajadores, debilitando los lazos de
solidaridad.
2)
Despolitización masiva y primacía de los intereses privados.
Absentismo político, indiferencia, estimulación y legitimación de los egoísmos
(lo que debilita el sentido cívico). Desinformación, mentira y propaganda (especialmente
en TV). Se difunden noticias falsas y se omiten o minimizan otras verdaderas.
Se promocionan los programas y espectáculos estúpidos y vulgares que producen
embotamiento. El dinero se convierte en la única medida de valor de las
personas y el mercado se erige en la única fuente de legitimación de las
relaciones sociales.
3)
Crisis de la participación
política: disminución de afiliados a partidos políticos y a otras asociaciones.
Redes clientelares en los partidos.
4)
Manipulación de la información y
decadencia de la moral pública. La información deviene en la máquina de consenso
bajo el doble control (el político y el de los propietarios de los Mass Media)
LOS REMEDIOS DE LA CRISIS
En el plano
político y cultura es necesario un compromiso de pedagogía civil, poniendo en
valor el constitucionalismo democrático (pluralismo político, separación de
poderes, principio de igualdad y dignidad de las personas y defensa de los
derechos y de los intereses generales.
En el plano
jurídico es preciso un método electoral proporcional, sin primar a las mayorías
ni estableciendo límites a la representación de opciones minoritarias. Es
preciso acabar con el bipartidismo. Asimismo, es imprescindible separar la
función pública de los intereses privados; separar los cargos del partido de
los cargos electos (el partido debe ser un mediador entre la esfera pública y
la sociedad): separar verdaderamente el legislativo del ejecutivo y del
judicial. Ahondar en la democracia interna de los partidos, como asociaciones
de base y reformar el sistema de información (libertad de información y
garantía de su independencia).
Ferrojoli admite
que en el momento actual es difícil acometer estas iniciativas, pero una
verdadera regeneración democrática pasa necesariamente por estos cambios.
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