Por razones que no vienen al caso
ha acudido a mi memoria una discreta comedia inglesa que debí ver en mi
adolescencia y que sería exagerado decir que me impactó, pero no que dejó
suficiente impronta como para recordarla con cierto afecto. El paraíso del capitán (Captain´s
Paradise, 1953) interpretada por Alec Guinness, Celia Johnson - la apocada esposa infiel de Breve encuentro- e Yvonne de Carlo, cuenta
la historia de un capitán de barco responsable de un ferry que realiza
regularmente el trayecto Gibraltar-Tanger. Henry St. James –el capitán- posee una
vida sentimental perfectamente organizada: una esposa inglesa, afectuosa,
tranquila y hacendosa en la colonia británica y otra esposa, una morena exótica,
visceral, bailonga, amante de la fiesta y de la noche, en Tánger. Obviamente,
ninguna de las esposas conoce la existencia de la otra y la vida del capitán –mientras
aquéllas vivan felices en su ignorancia- transcurre en un equilibrio perfecto.
No desvelaré el argumento, pero no hay que ser muy sagaz para intuir que algo turbará ese equilibrio.
Resulta curioso que la Celia Johnson de Breve encuentro pruebe de su propia medicina en El paraíso del capitán; en la primera es la adúltera y en la segunda es la esposa –una de ellas- engañada. El cine, como remedo de la vida misma - ¿o es al revés?- tiene giros curiosos. Nunca sabes cuándo, cómo y dónde van a aparecer.
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