sábado, 7 de mayo de 2022

Lo de la protección de datos

 


El otro día acudí a un centro de la sanidad privada para que me hicieran una prueba diagnóstica; nada importante. La auxiliar de clínica que me atendió, en medio de la retahíla de instrucciones para la prueba, y como si se tratara de un mero trámite –en cierto modo lo es-, me mostró con aparente desdén una hoja para que firmara sin más explicación que se trataba “lo de la protección de datos”.

Imagino que muchos usuarios cuando les dan a firmar “lo de la protección de datos”, lo firman sin chistar, sin leer y confiados. Sin embargo, tal vez porque me gusta la lectura, tengo la mala costumbre de leer, aunque sea someramente, lo que firmo. Así que tomé entre mis manos la hoja que debía signar y la acerqué a mis ojos cansados para cerciorarme de su contenido. La auxiliar se mostró levemente impaciente e insistió: “es lo de la protección de datos, sólo hay que firmar ahí”.  No quise parecer descortés, pero me tomé mi tiempo y finalmente rubriqué el escrito con un consentimiento parcial: de los tres enunciados consentí en dos y denegué el tercero.

Por supuesto, no es la primera vez que me enfrento a la famosa cláusula de “protección de datos personales”. Ustedes también habrán pasado por ese trance repetidamente. Pero lo irónico del asunto es que esas cláusulas no son, como arguyen sus instigadores, para proteger nuestros datos personales, sino justamente para todo lo contrario.

No firmar nada relativo a datos personales es, con la Ley en la mano, la mejor garantía de que nuestros datos no tendrán más uso que aquel para el que fueron proporcionados, a saber: ofrecer al cliente el producto o servicio contratado, rien d´autre. Así que cuando nos den a firmar una de esas cláusulas, grrrrrrr… ¡ojo avizor! Lo que firmamos no es en puridad para la protección de nuestros datos sino para la desprotección de los mismos. Es decir, para otorgar a la entidad la posibilidad legal de otros usos distintos al primigenio.

Cabe preguntarse si el consentimiento para otros fines puede beneficiarnos. Es posible que en ocasiones así sea, pero, por favor, no nos tomen por demasiado idiotas.


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