Ayer leí una historia que me dejó anonadado. La relato
brevemente.
Un hombre que vive en Madrid pierde a su madre en el trágico
accidente del tren de Santiago de Compostela.
Rastrea en Internet y a través de www.rumbo.es compra dos billetes (para él y para
su mujer) Madrid-Santiago por algo más de 400 euros con la compañía Ryanair.
Sin embargo, contrariamente a lo que suele suceder, el
mensaje de confirmación no acaba de llegarle. Algo falla.
Nervioso, pues se trata de un vuelo para ese mismo día,
llama por teléfono a rumbo.es y les
comenta su situación (hijo de una víctima del tren que necesita volar esa misma
tarde y la reserva que ya ha sido hecha).
En rumbo.es le dicen que hay un problema, a saber. Ryanair
acaba de duplicar el precio de los billetes, ahora cuestan 800 euros. Le dan la
posibilidad -solo faltaría- de cancelar
la reserva o comprar los billetes por
800 euros. Se decide por cancelarla y hace en viaje en coche. No quiere que
esos desalmados de Ryanair se enriquezcan con su tragedia.
Esa es la historia, y esos son los métodos de Ryanair. Ya
los conocíamos pero esto parece desafiar todo resquicio de moralidad que
pudiera quedarles como por olvido.
Ryanair, desgraciadamente, no es una excepción. Es el
comportamiento lógico al que conduce el modo de producción capitalista.
¡Maldito sistema!
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