Durante la Segunda Guerra
Mundial, países como Bélgica, Francia o Checoslovaquia fueron ocupados por el
ejército del III Reich. Algunos ciudadanos se organizaron en resistencias al
invasor, otros colaboraron con él, pero la
mayoría permanecieron impasibles en espera de que llegaran los aliados y los
liberaran del terror nazi.
Los aliados llegaron, y los
liberaron.
Actualmente, las sociedades de
nuestro entorno estamos asistiendo a otra forma de ocupación, tal vez más
sutil, pero extremadamente perniciosa.
Esta vez el enemigo no es una
potencia extranjera, algunos podrían hablar de los EEUU, y bastante de cierto
hay en ello, pero yo pienso más en clave ideológica (de lucha de clases).
Estamos asistiendo al triunfo (momentáneo) de una ideología que desprecia la
sociedad (Margaret Thatcher dijo que la sociedad no existía, que sólo existían
los individuos). Una ideología que pervierte la democracia; es obvio que las
políticas que se están aplicando en la actualidad contravienen los deseos y las
necesidades de la mayoría de la población. Una ideología que desdeña el Estado del Bienestar porque su
mantenimiento necesita recursos que los ricos y poderosos no quieren colaborar
a sufragar. Una ideología que odia a los inmigrantes, a los funcionarios, a los
sindicatos, a las izquierdas, y a cualquier cosa que atufe a sector público
(excepto el armamentístico –keynesianismo militar-). Una ideología que elude el
debate, porque es sabedora de que sus argumentos no convencerán más que a los
suyos.
Una ideología que ha domeñado
incluso a poderosos partidos políticos nominalmente de izquierda; que se ha
hecho con el control de los grandes medios de comunicación, creadores de
opinión y doctores que prescriben comportamientos.
El Estado Social surge como un
pacto entre el poder político y el económico. Se empieza a gestar en el siglo
XIX en la Prusia de Bismarck (Sozialstaat). No fue precisamente la humanidad
del Canciller de Hierro la que garantizó las prestaciones económicas a los
obreros cuando caían enfermos o se jubilaban, fue más bien el clima de extrema conflictividad en las calles lo que obligó a Bismark a convertirse en el
iniciador de este tipo de prestaciones.
Sin embargo, el llamado Estado del Bienestar se empezó a gestar
en los años cincuenta en la Europa occidental y escandinava –en España no,
claro- y se desarrolló hasta que en las últimas décadas las políticas
neoliberales han iniciado su desmantelamiento.
Los primeros ensayos del
neoliberalismo –la nueva, aunque vieja ideología- en el Chile de Pinochet y
otros países de Latinoamérica serían un aperitivo de lo que luego perpetrarían
Margaret Thatcher y Ronald Reagan. El colapso de la Unión Soviética, la caída
del Muro de Berlín, y la engrasada maquinaria de propaganda neoliberal hicieron
el resto. Ese pacto al que antes aludíamos entre el poder político y el
económico se rompió. Los Estados –detentores del poder político- han sido hoy
ya engullidos por el gran capital
transnacional.
Dicen que mandan los mercados
–eufemismo de “especuladores”-, pues bien, no lo permitamos.
Al principio de este post aludía a esos ciudadanos indolentes
de los países ocupados durante la segunda guerra mundial que se limitaron a
esperar la liberación. En aquel momento la jugada les salió bien. Sin embargo,
en la actualidad no vendrá nadie a rescatarnos –sólo se rescatan bancos-. Si
existe alguna posibilidad de revertir la situación, ésta pasa por distintas
estrategias, y una de ellas es la
movilización social.
Soy consciente de que la
desinformación, la resignación, la apatía o el miedo paralizante, son grandes
enemigos para la lucha. Si a ello añadimos la carencia de tribunas donde hacer
sentir nuestra voz, el panorama es ciertamente desolador. Sin embargo, yo no
veo otra salida que la acción política desde abajo, desde la población
afectada, desde la ciudadanía.
Este sábado 12 de mayo, están convocadas manifestaciones en muchas
ciudades del reino de España y otras en el globo globalizado. Buen momento para
hacer nuevas amistades en la calle.
Cómo presta leer cosas bien escritas, aunque esta misantropía de la que adolezco desde hace un tiempo, me hace dudar de todo lo que "atufe" a social...
ResponderEliminarLuz (escuela de idiomas)
Voyons si on peut te persuader de récupérer l´optimisme. Merci pour tes commentaires, quand même.
ResponderEliminarYa veo que estas clases tan extrañas con Félix, sirven para algo ... Je vais profiter l´ocassion pour ajouter un autre comentaire...
EliminarA raíz del comentario que hiciste en clase sobre el libro de José Manuel Naredo, tengo que decirte que lo cogí de la biblioteca con muy buenas intenciones pero acababa de finalizar otros dos de Loretta Napoleoni sobre la situación económica actual, y yo creo que estaba un poco cansada de realidad, así que no fui capaz de acabarlo. De todos, mi "biblia" en temas de ecología es el libro de Miguel Delibes "Un mundo que agoniza", que incluye su discurso íntegro de ingreso en la Real Academia.
À bientôt