viernes, 12 de septiembre de 2014

Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva

















Un alma triste puede matar con más rapidez que un germen
John Steinbeck, Viajes con Charly


A menudo me gusta creer que llego a los libros por casualidad; pero no es cierto. Cuando uno bucea por un tipo de literatura o de temática es normal que acabe tropezando con determinados títulos.
Así pues, fue la causalidad y no el azar la que me condujo a un ensayo excelente y muy recomendable: Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva, de Richard Wilkinson (economista) y Kate Pickett (antropóloga). El original en ingles: The Spirit Level. Why More Equal  Societies Almost Do Better.
El libro se inicia planteando la aparente paradoja de que en el momento actual, en la cima de los logros materiales y tecnológicos, nuestras sociedades parecen haber fracasado en lo social.
El estudio de diferentes problemas sociales y de salud en distintos países desarrollados se compara con la desigualdad económica. A lo largo del libro se estudian variables como las enfermedades mentales, la esperanza de vida, la obesidad, las madres adolescentes, el rendimiento escolar, los homicidios, las tasas de población reclusa, etc.
A partir de datos se elaboran multitud de gráficos que muestran esa correlación, y muchas veces causalidad, entre desigualdad de renta y problemas sociales y de salud. Así, estos problemas son mucho más frecuentes y nocivos en países muy desiguales como Estados Unidos y Reino Unido, y bastante más contenidos en los países menos desiguales como Finlandia, Suecia, Noruega  o Japón.
Los autores demuestran que disminuir las diferencias en la renta no solo beneficia a los más pobres, como es fácilmente de ver,  sino también, y ahí está el quid de la cuestión, al conjunto de la población.
Simplificando, técnicamente existen dos modelos para igualar rentas: mediante la redistribución a través de los impuestos, como hacen con bastante éxito los países nórdicos, o bien,  como  es el caso curioso de Japón, mediante una rentas brutas similares para la generalidad de los trabajadores, es decir, que al parecer no existen grandes diferencias salariales en el país nipón.
Los autores defienden la utilización de ambos caminos; ¿por qué luchar con una mano atada?
Los últimos capítulos están dedicados a distintas propuestas que deberían tomar tanto gobiernos como individuos para construir sociedades más igualitarias, y por tanto más felices y sostenibles.

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Parece ser que este ensayo es bastante conocido en su ámbito. Yo supe de su existencia a través de un artículo del economista catalán Miquel Puig en el diari ARA. "Espanya és o no és el país més desigual d´Europa"


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