sábado, 19 de febrero de 2011

Planes de pensiones. La visión de un empleado de banca

Si en mi anterior post exponía brevemente las razones por las que estoy en contra de los planes de pensiones privados, en este artículo doy la palabra a un conocido mío al que, para no desvelar su identidad, llamaremos Emilio Botón.
Emilio es un empleado de banca de unos cincuenta años que lleva trabajando en el sector toda la vida. Goza de una situación económica muy acomodada, tiene una esposa que, al igual que él, gana un buen sueldo y un hijo. Su patrimonio se ha forjado no sólo de su trabajo y de sus inversiones sino también de alguna herencia.
Hace algunas semanas estuve departiendo con él y tuve la maliciosa idea de preguntarle cómo se veía la crisis económica desde el punto de vista de un empleado de banca. Su primera frase fue que la crisis era muchísimo peor de lo que se decía en los medios. No me sorprendió, la verdad.
Emilio atribuyó la crisis a un excesivo e irresponsable uso del crédito por parte de los ciudadanos, a un haber vivido durante unos años por encima de nuestras posibilidades. Por supuesto, exculpó por completo a la banca, bueno, por completo no, pues dijo que la culpa de la crisis era de todos (imagino que eso incluye también a la banca). Bueno, a eso lo llamo yo socializar las culpas.
Esos argumentos ya los hemos escuchado o leído miles de veces, y no digo yo que no escondan parte de razón, pero en mi opinión son deliberadamente sesgados e incompletos, evitando ir al corazón del problema.
Pero me había propuesto hablar de los planes de pensiones según Emilio Botón así que no hago esperar más al lector.
Emilio me recomendó que jamás contratase un plan de pensiones, lo cual me sorprendió sobremanera viniendo de un empleado de banca.
Toni –me dijo- mira lo que ha ocurrido en Argentina, el gobierno ha nacionalizado los planes de pensiones privados, y ha dicho, señores, no se preocupen, van ustedes a cobrar sus planes de pensiones. Pero he aquí un señor al que le correspondían 600 euros de pensión pública y 2000 euros por la privada, y le han dicho, tiene usted razón, le corresponden 2000 euros más 600 euros, total 2600 euros, es cierto, pero….(acentuó ese pero para remarcar que era importante lo que seguía a continuación),pero, la pensión máxima son 1500 euros, así que el resto no lo va usted a cobrar.
¡Hay que joderse!, apuntilló Emilio. Y añadió, como ves no es buena elección hacer un plan de pensiones porque te llega un gobierno social (sic) y te jode tus ahorros. Me hizo gracia el desprecio con que decía eso de un gobierno social.

Para el que tenga curiosidad sobre qué hacer con sus ahorros me habló de diversificar, jugar en la bolsa, comprar alguna plaza de parking para que te rente, etc.
En fin, aunque una garganta más profunda que la excavada por el río Colorado separa nuestra manera de pensar, la charla mantenida con Emilio fue de lo más estimulante.

sábado, 5 de febrero de 2011

Planes de pensiones. Primera Parte

Como es sabido existen dos maneras (en realidad tres) de proveer las pensiones de jubilación: por capitalización, por reparto y mixta.
La primera, utilizada en los EEUU, es un sistema donde las personas -las que pueden- invierten parte de sus ahorros en fondos de pensiones privados que son gestionados por entidades privadas. Cuando te jubilas recuperas -si todavía está- lo invertido más lo generado en la forma que se haya pactado.
El sistema de reparto es el existente en España, donde el dinero de las pensiones procede de las cotizaciones de los trabajadores en activo. Podría obtenerse también vía impuestos. En cualquier caso estamos hablando de dinero existente en un momento dado y no de rendimientos que nadie puede garantizar.
El sistema mixto, utilizado en Francia o en Japón, combina los dos anteriores. En España se está tendiendo a este último.
Tanto el sistema privado como el público han participado en la provisión de pensiones desde hace mucho tiempo, a veces repartiéndose el trabajo pero de un tiempo a esta parte en clara competencia. Muchos gobiernos, presionados por el FMI, el Banco Mundial y en última instancia por la banca, han favorecido a los proveedores de pensiones privadas en detrimento del sistema público de pensiones.
La experiencia nos dice que los planes de pensiones privados sólo son contratados por sectores de la población con cierta capacidad de ahorro, quedando excluida gran parte de la población mundial; y que los rendimientos están por debajo del I.P.C. en el mejor de los casos, cuando no resultan desastrosos en momentos de desplome de los mercados bursátiles.
Suena un poco a una lotería donde uno acaba conformándose con obtener la pedrea.

No estoy en contra de los planes privados de pensiones per se, sí lo estoy desde el momento en que los gobiernos toman medidas para debilitar el sistema público de pensiones. Paul Samuelson, economista de Harvard y premio Nobel publicó un artículo en el que confirmaba la fortaleza de la financiación basada en el reparto. (“An Exact Consumtion-Loan Model of Interest, With or Without the Social Contrivance of Money”, Journal of Political Economy.)

Desde un punto de vista social entiendo que el sistema público de pensiones -el sistema de reparto- es sostenible y más justo.
Para el particular la ventaja del plan de pensiones privados es la desgravación fiscal, lo cual, en su reverso, implica que ingentes cantidades de dinero son dejadas de percibir por el Estado. El gran beneficiado es el sector financiero, ya de por sí excesivamente poderoso; capaz de desestabilizar países enteros, crear riquezas imaginarias y condicionar enormemente las políticas de los gobiernos.

Si le piden opinión a un empleado de banca –lo más probable es que ya se haya dirigido a usted para ofrecerle el producto- le dirá que es una muy buena opción, le largará eso de que las pensiones públicas no se sabe cómo acabarán, etc. Lógico, te meten el miedo en el cuerpo para venderte su producto.
Sin embargo, no hace mucho estuve hablando con un conocido mío, empleado de banca con larga experiencia en el sector quien, en confianza (me hablaba como amigo, no como bancario) me advertía de que JAMÁS hiciese un plan de pensiones. Debo añadir que esta persona no es precisamente sospechosa de izquierdosa. Los motivos que me dio fueron muy pragmáticos. De ello escribiré en el próximo post.